lunes, 26 de enero de 2015

"Maduro en su laberinto": Editorial del New York Times...






Duro editorial del New York Times:
"Maduro en su laberinto",


El prestigioso diario norteamericano The New York Times dedicó hoy un duro editorial a la actual situación económica, financiera y social que atraviesa Venezuela, bajo el régimen de Nicolás Maduro. Titulada "Maduro en su laberinto", el periódico de los Estados Unidos hace referencia a la reciente gira internacional del presidente venezolano quien según la publicación "recorrió el mundo rogando por un rescate financiero".


"La semana pasada, durante un discurso ante la Asamblea General, Maduro, quien según encuestas cuenta con el apoyo del 22%, nuevamente invocó a su mentor (en referencia al fallecido Hugo Chávez) al predecir una amplia victoria durante las elecciones legislativas de este año", señala el artículo.


The New York Times hace un repaso de la gestión de Maduro, de quien dice que "heredó" el gobierno de Chávez, a quien calificó como un militar caribeño que "gobernó mediocremente". "Pero tuvo la fortuna de tener gran carisma y agudos instintos políticos", añade el texto. "Maduro, quien no cuenta con ninguno de los dos, se ha vuelto cada vez más errático y despótico en una lucha por la supervivencia política que, día a día, parece más abrumadora. Los ingresos de la industria petrolera permitieron que Chávez construyera una extensa red de clientelismo y robustos programas sociales durante sus 14 años en el poder. Durante el mandato de Maduro, ambos se están desmoronando".


Para el diario norteamericano, el manejo de la economía de los últimos años y la baja del precio del barril del petróleo han llevado a la sociedad venezolana a un punto de desesperación. "El bajo precio del crudo, que representa el 95% de los ingresos de exportación de Venezuela, ha llevado al borde del desplomo a una economía que ha sido manejada desastrosamente durante varios años. La inflación subió un 64% el año pasado".


Pero el descriptivo y duro editorial no sólo hace referencia a la paupérrima gestión de la economía, sino también a la violación de los derechos humanos y la persecución política. "Una de las figuras más prominentes de la oposición, Leopoldo López, lleva preso desde febrero, acusado injustamente de haber instigado demostraciones violentas hace un año. Durante el kafkiano juicio de López, las autoridades han argumentado que el acusado propició actos sangrientos mediante mensajes subliminales". Y agrega: "El mes pasado, el gobierno imputó cargos criminales contra otra líder de la oposición, María Corina Machado, presuntamente por ser parte de un complot para asesinar a Maduro, una acusación absurda y sin fundamentos contra otra rival de peso".


Sobre la prensa, The New York Times advierte que se encuentra cada vez más "débil y subyugada". Respecto a una entrevista hecha a una mujer que hacía una fila desde muy temprano en la madrugada para conseguir alimento por una cadena de noticias "el gobierno de Maduro respondió con su característica estrategia de buscar un chivo expiatorio para esconder la calamidad nacional. Diosdado Cabello, el Presidente de la Asamblea Nacional, en una alocución televisada, injurió a la periodista, Mónica Villamizar, llamándola una espía estadounidense".

Tomado de Infobae

lunes, 12 de enero de 2015

“La nueva Tierra del Fuego”, la impactante carta que denuncia “terrorismo étnico” en la Araucanía...

Fotografía del fundo “El Rascacielos” -ubicado en el límite de las
Comunas de Traiguén y Ercilla, en la Región de la Araucanía- ardiendo.





“La nueva Tierra del Fuego”, la impactante carta que denuncia “terrorismo étnico” en la Araucanía, por Renato Gaggero L.


“Escribo esto mientras mi hermano arranca de las llamas de un incendio incontrolable y con el que se están quemando junto con sus sueños, ya no sus ahorros, sino su última línea de crédito. Un incendio intencional y dirigido, con más de un foco. Otro más de los miles que han venido ocurriendo por años en la Región de la Araucanía, y que seguramente no saldrá en las noticias”.


Así comienza una carta escrita por el abogado Juan Ignacio Monge, que titula “La nueva Tierra del Fuego”, y en la que relata con crudeza la situación que ha tenido que vivir su hermano José Luis, luego que el pasado 11 de enero, a las 15 horas, su fundo “El Rascacielos” -ubicado en el límite de las Comunas de Traiguén y Ercilla, en la Región de La Araucanía- ardiera en llamas.



“Mi hermano desde niño amó la tierra donde nos criamos, y desde muy temprana edad inició pequeños emprendimientos con los que se ganaba unos valiosísimos pesos en el verano. Recogía rosa mosqueta y la vendía en la carretera; recogía el trigo que los harneros de las máquinas trilladoras desperdiciaban, lo limpiaba y lo llevaba a moler al pueblo, para vender harina. Después tuvo una pequeña crianza de chanchos que procesaba artesanalmente.


Así, mientras mi verano era sudar persiguiendo liebres, o pelotas de fútbol, el verano de mi hermano se trataba de sudar labrándose un camino que sabía que no se lo facilitarían las aulas universitarias, sino el trabajo duro en el campo.


Así se fue tejiendo una relación simbiótica, un destino irremediablemente atado a su  tierra, a su gente, que al igual que mi padre, lo llevó a establecerse en La Araucanía”, señala en el texto.


Contactado por “El Líbero”, Juan Ignacio Monge aclara que el inicio de las llamas fue en el “Fundo Piedras Blancas” de la empresa Bosques Arauco, que colinda con “El Rascacielos”, y que los autores del incendio aún no han sido identificados. Asimismo, señala que el predio de su hermano era ganadero-forestal, le daba trabajo a una decena de personas y que contaba con una valiosa reserva de bosque nativo que fue destruida.


En la misiva, Monge se queja de que hoy pareciera ser un “delito” el hecho “de vivir, de residir, de trabajar y alimentar a tu familia en la zona de ‘reivindicaciones históricas’. Sólo eso te convierte en un blanco potencial, y te confina a vivir aterrado con el mínimo ladrido de un perro en la noche, a temer por tu vida, por tu familia, o por la de tus vecinos, y por todo por lo que le has vendido al alma al Banco.


Un problema político del que no tienes arte ni parte y que el Estado no es capaz de solucionar. No importa que tengas excelentes relaciones con tus vecinos, muchos de ellos mapuche. No importa que des trabajo (también a mapuche). No importa cuánto esfuerzo, sudor y lágrimas, le estés metiendo a tu trabajo. No puedes vivir ni trabajar en paz.


En el intertanto, las compañías de seguros no te aseguran tus bienes, las cuotas de los créditos bancarios y los leasing se vencen; la gente a la que le diste trabajo la tienes que despedir, y tu vida y tus sueños se van al tacho de la basura. Y ni siquiera paga Moya. Te jodes.


La agricultura que no logró desplazar el avance forestal, hoy está siendo aniquilada por el terrorismo étnico”.


En la carta, Monge también cuestiona a las autoridades por tener en abandono a los habitantes de la zona y por no hacer cumplir el Estado de Derecho.


“Por eso escribo esto con impotencia. Porque mientras en el país los políticos están ocupados en cómo se financia la política, de Arauco al Sur se vive en una nueva ‘Tierra del Fuego’, donde ha habido inocentes muertos y heridos (física y emocionalmente), y donde el ‘Estado de Derecho’ depende de tu suerte y de una patrulla de Carabineros con balines de goma”, sostiene.


Finalmente, agrega que “la hora de ‘ponerse los pantalones’ pasó hace rato, y cada día que el Estado mantiene abandonada a su suerte a los habitantes de esta zona “de conflicto” atenta no solo contra su derecho de propiedad y contra la libertad económica, sino contra algo mucho más elemental como lo es la integridad física y psíquica de las personas. El derecho básico a vivir en Paz”.


Tomado de El Libero



viernes, 2 de enero de 2015

El asalto populista, por Axel Kaiser.








El asalto populista,
por Axel Kaiser.


Desde los tiempos de la Unidad Popular, Chile no había tenido un Gobierno en la clásica tradición populista latinoamericana. La irrupción de un Gobierno populista se caracteriza por la promesa refundacional que hacen sus líderes, la que va siempre en el sentido de darles más poderes a los Gobernantes y menos a los individuos. Un elemento esencial de esta refundación es su carácter redistributivo: se asegura que los males de la sociedad serán resueltos, quitándoles a los que tienen mucho para darles a los que tienen poco. Esta lógica implica, además, la creación de un enemigo al cual culpar de todos los males del país: "Los poderosos de siempre", es decir, los ricos, son de costumbre la impopular minoría elegida.


Los líderes populistas son, en general, personas altamente ideologizadas que ven en el Estado -o sea, ellos mismos- una especie de ente divino capaz de construir un orden social cercano a la perfección. Si hay pensiones bajas, si no hay educación gratuita y de calidad para todo el mundo y si no todos tienen acceso a una salud de primer nivel, es porque falta más Estado. Olvídese del principio de escasez que enseña la economía y según el cual los recursos no alcanzan para todos. Tampoco cuenta la demoledora evidencia de que el Estado hace casi todo peor que los privados. El populista ofrece borrón y cuenta nueva, un nuevo orden cercano al paraíso, donde, gracias a ese ente metafísico y omnisciente llamado Estado, habrá de todo para todos. Este paraíso, por cierto, suele partir con el sueño erótico de todo intelectual que apoya el proyecto refundacional: una nueva Constitución. Sin ella, el porfiado principio de escasez, ese que el líder populista debe ignorar para poder prometer mayor bienestar a las masas, no será superado.


Los populistas son, por lo mismo, siempre anti capitalistas y anti libertarios. El capitalismo o "neoliberalismo", dada su fría racionalidad de lo posible, debe abiertamente ser denunciado como enemigo y el régimen de lo Estatal o de lo "público", como le llaman eufemísticamente los promotores de la refundación, es presentado como la panacea solidaria que garantizará prosperidad e igualdad para todos. Típicamente, para avanzar este mensaje utópico los populismos cuentan con líderes carismáticos capaces de sintonizar con la masa. En general, estos líderes carecen de todo fondo. Es decir, son ignorantes sobre los asuntos de Estado y desconocen los más elementales principios económicos, pero saben cómo conectar con el público. Son seductores, simpáticos, empáticos, divertidos y hablan mucho sin decir nada.


A diferencia de los intelectuales que los apoyan, no tienen ideas, sino a lo más ocurrencias del minuto y un discurso que combina la denuncia con ofertones de diverso tipo. Como es obvio, una vez en el poder, nada de lo prometido se cumple.


Los populistas, que en su discurso sobreexplotan conceptos de alta carga emotiva, como "democracia", "igualdad" y "justicia social", utilizan el Estado para amedrentar, desacreditar y perseguir a opositores y potenciales amenazas a su proyecto. Así, van destruyendo las bases de la convivencia democrática y concentrando el poder en sus manos. Sus políticas económicas generan efectos desastrosos, pero el régimen se mantiene mientras tiene recursos para seguir comprando apoyos. Alzas de impuestos, inflación y deuda pública se utilizan típicamente para satisfacer las expectativas creadas. Salvo que se encuentre en medio de un boom de commodities, los populismos llevan a un colapso de la inversión, del crecimiento y de la tasa de empleo. Los líderes populistas hacen paralelamente del Estado un botín con el cual llenarse los bolsillos, y los de sus parientes y adláteres. Así se produce una captura de todos los niveles del aparato público, todo en nombre del "pueblo", que en buena parte pasa a ser también un dependiente de la repartija Estatal.


Cuando un país entra en la senda populista es muy difícil que salga de ella. La lógica del conflicto ya instalada debe ser agudizada para justificar el fracaso populista, los diversos grupos de interés que viven del Estado luchan cada vez más desesperados por su cuota de privilegios, el discurso de intelectuales que culpan a otros del desastre de su proyecto se torna más agresivo. Según ellos, toda la crisis se debe a conspiraciones externas e internas y a que falta más Estado aún. Pasado un cierto punto, la espiral populista se torna inmanejable. Es importante tener claro que el populismo no es solo una forma de llegar al Gobierno y ejercerlo; es una cultura. Es la cultura del todo gratis, de la fe ciega en el Estado y su líder carismático, de culpar siempre a otro por las propias desventajas, de agarrar lo que se pueda mientras se pueda, de la intolerancia y amenaza al que opina distinto y de la legitimación de la violencia para avanzar intereses gremiales.


Un país en que un régimen populista se instaló es, por lo tanto, un país con un problema de fondo, que no se arregla con un mero cambio de gobierno. Es un país con un problema cultural que atraviesa, desde las élites, hasta los grupos medios y bajos de la sociedad. ¿Cuánto de todo esto se está viendo hoy en Chile? Más de lo que jamás alguien imaginó hace una década. La pregunta es si el deterioro que llevó a la situación actual será reversible o si el país se ahogará definitivamente, como nuestros vecinos, en el fango del desorden, el conflicto y la mediocridad.


(Artículo tomado de Diario El Mercurio del 30 de diciembre de 2014, imagen tomada de http://elrepublicanoliberal.blogspot.com)