martes, 19 de octubre de 2010

Los nuevos «datos» de la pobreza, por Rodrigo Jordán.

Los nuevos «datos» de la pobreza,

por Rodrigo Jordán.



Los resultados de la Encuesta Casen 2009, que mostraron un aumento de personas bajo la línea de la pobreza, llamaron la atención en un país acostumbrado a ir saldando medición tras medición esa deuda social. Históricamente, las mediciones cuantitativas han sido muy relevantes para el desarrollo de las políticas sociales, influyendo en la priorización del gasto público y la inversión. Sin embargo, no han sido igual de exitosas cuando se trata de recoger otras dimensiones, más difíciles de medir pero no menos importantes. A partir de ese vacío decidimos hacer el esfuerzo por escuchar a las personas y es así como presentamos Voces de la pobreza, un estudio cualitativo en el que participaron más de 500 personas a lo largo del país: gente común y dirigentes sociales que habitan en barrios y localidades con alta incidencia de pobreza y vulnerabilidad.



A la luz de los hallazgos de este estudio, nos impacta constatar realidades que nos interpelan a todos. La pobreza es percibida por los afectados como la falta de oportunidades; se experimenta con un profundo malestar y desesperanza. Del «no tener» asociado a las carencias básicas del pasado, emerge una nueva pobreza del «no ser» y «no hacer», que se plasma en la sensación de discriminación, en la impotencia de no poder desarrollar una vida digna y plena, y en la dificultad para cumplir con las obligaciones que la sociedad establece a los jefes de hogar. Las personas no demandan asistencia de la política social, sino principalmente una oportunidad de trabajar, profesionalizarse y aportar en su propio desarrollo.



Estos y otros hallazgos nos obligan a reflexionar sobre el diseño de nuevas estrategias, que atiendan a las necesidades específicas de apoyo, promoción y acompañamiento que las personas requieren para mantenerse y reforzar la cultura del esfuerzo. Estos elementos se deben expresar en un nuevo trato, que implique cambios en las formas tradicionales de relacionamiento Estado-sujeto en pobreza, que potencie las capacidades de este último, reafirme su ciudadanía y valore su aporte al país.



Un tema ineludible para el futuro Ministerio de Desarrollo Social es, por tanto, velar no sólo por la eficiencia sectorial, sino por la eficacia global, aún muy lejos de ser el foco de preocupación de los programas y políticas de cada ministerio. Las personas no viven la pobreza sectorialmente; la experiencia es cotidiana, integral, dinámica. Va más allá del tener o no tener: guarda también íntima relación con el poder hacer y ser. Así lo vive la gente, según sus propias voces.

Tomado de Diario La Segunda.

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