miércoles, 29 de octubre de 2014

Las marchas de ayer y hoy vistas por el profesor Gonzalo Rojas Sánchez






2011 y 2014: qué diferentes,
Gonzalo Rojas Sánchez.


Marchar por las calles del país.


El método del 2014 parece ser el mismo del 2011, pero bajo una mirada más atenta, no hay simetría alguna entre ambas situaciones. Las marchas solo recorren las mismas avenidas, pero sus pisadas son muy diferentes.


En el 2011 miles de personas salieron a protestar porque unos cuantos líderes les articularon y digitaron sus sentimientos más elementales: no a la energía hidroeléctrica, sí a la libertad de los animales para invadir los espacios humanos, no al autodominio de las tendencias sexuales, sí a estudiar pero sin hacer esfuerzos económicos. Todas eran demandas elaboradas en cátedras universitarias, todas eran propiciadas por esas ONG tan populares que expresan su contabilidad en euros, todas eran peticiones de supuestos indigentes, pero lideradas por jovenzuelos que hoy son mensualmente millonarios.


Se lo llamó "movimiento social", pero no pasaba de ser una digitación de descontentos basados en esa incapacidad de saber para qué es la vida, cómo se vive y qué les debemos a los demás. Fue la acumulación de los egoísmos, la suma del individualismo bajo apariencia de ciudadanía. No a la deuda, no al lucro, sí a la gratuidad, sí a la igualdad. Pocas veces se ha visto una demanda más sinceramente mediocre y castrante.


Sus problemas debían resolverlos con otros ciudadanos iguales a ellos, pero en vez de tratarlos mano a mano, los muy cobardes invocaron al Estado -siempre un Leviatán en estas circunstancias- para que se hiciera cargo: mi papá es más grande y le pega al tuyo; pobre argumento infantil.


En el 2014, por el contrario, quienes marchan apenas saben por qué lo hacen. Están recién comenzando a racionalizar sus posturas, señal clara de que la molestia viene de muy adentro. No tienen una agenda perfectamente diseñada por Camilas y Giorgios, sino que van tanteando poco a poco por dónde puede resultar más eficaz la defensa de sus bienes.


Sí, de sus bienes más preciados, de sus hijos, de sus alumnos.


Porque a los dos millones de niños que ellos mandan a los colegios particulares subvencionados, el Leviatán -ahora en manos de Michelle y Nicolás, con la ayuda de Camila y Giorgio- los quiere someter a la misma agenda de mediocridad y castración.


Los del 2011 lucharon para que sus bolsillos pudieran vaciarse en dirección a objetivos muy materiales: deudas de consumo, deudas hipotecarias; todo lo que fuese gastar en educación les pareció indigno. Y a reforzar su opción acudieron los gurús de siempre, para decirles que la educación es un bien público, o sea, te lo tiene que dar el Estado, pero a cambio de tu adhesión. Pasando y pasando.


Los del 2014, sin liderazgos partidistas ni carismáticos, están dispuestos a que sus bolsillos sigan vaciándose en la dirección correcta: para copagar la educación de sus hijos y para endeudarse con tal de que los más jóvenes suban un peldaño por encima de sus padres y que lo hagan gracias a sus familias y no por dádiva Ministerial. No están enfrentados padres y colegios, sino perfectamente aliados en una causa común ante un Estado al que no le corresponde ni la paternidad ni el magisterio.


Qué incómodo para los del 2011: esa supuesta mística juvenil de hace tres años se muestra ahora en toda su decrepitud, porque las ideologías son siempre escleróticas. De ahí su rechazo a las marchas de gente que verdaderamente es de la calle (no de las ONG), que verdaderamente es del barrio (no de las células de base), que verdaderamente cree en la familia (no en cualquier junta), que verdaderamente son profesores (no del gremio controlado por el PC).


Dicen que es una pequeña burguesía controlada por la derecha. Así yerran los que ignoran la legítima vitalidad social.


(Tomado de Diario El Mercurio de hoy.)

viernes, 24 de octubre de 2014

Otro Truco de la Nueva Mediocridad, por Hermógenes Pérez de Arce.





Otro Truco de la Nueva Mediocridad,
por Hermógenes Pérez de Arce.


          Los pobres chilenos hablan el lenguaje que la Nueva Mediocridad, dueña absoluta de la opinión pública, les permite hablar. Ella les “enseña” cómo deben decir las cosas. Por ejemplo, la legítima defensa que la mayoría de los chilenos les encargó a los militares para impedir un régimen totalitario de duración indefinida ahora se llama “violaciones a los derechos humanos”. Desconfío profundamente de todos los que dicen “violaciones a los derechos humanos”, porque están hablando el lenguaje que les impuso Leonid Brezhnev en los ’70 para desprestigiar al Gobierno Militar. Al final no le fue bien, porque el mundo le exigió a la URSS respetar los derechos humanos y, como su sistema no podía funcionar haciéndolo, se vino abajo. Pero ésa es otra historia. No obstante, ella confirma la importancia que no sólo en materia de doctrina económica tuvo el Gobierno Militar para el devenir de la Humanidad.


          Ahora los sucesores chilenos de Brezhnev, con la inevitable ayuda de los Kerenskys criollos, están llevando a cabo una revolución marxista que, como no era difícil prever, ha provocado estragos en la economía. Todos los indicadores retroceden… hasta ahora, en que aparece uno que no: el empleo. La encuesta de ocupación de la Universidad de Chile ha dicho que a septiembre, contrariando todas las demás cifras, el empleo mejoró y la desocupación bajó a 5,9 por ciento.


          Eso no podía ser, desde luego, en el contexto de la desaceleración extrema que vive nuestra economía y, por supuesto, no es. Pero hasta los más doctos economistas aparecen aceptándolo. Un experto, desconcertado, aventura: “la variable que debiese estar haciendo el ajuste, posiblemente son salarios”, dice. Otro economista senior, también evidentemente desorientado, “atribuye la caída de la tasa a un efecto netamente estacional”.


          Es que no han tenido tiempo de hurgar demasiado y se limitan a leer los principales matutinos. Si hubieran leído “La Segunda” de ayer se habrían percatado del “truco”: en realidad, dice al final de la información, el número de los que tienen contrato de trabajo y perciben un salario ha caído 17,2%.


Es decir, el número de los que están empleados bajo contrato ha disminuido en 17,2%, en línea con el frenazo que sufre la economía en razón del proceso revolucionario marxista-leninista que está viviendo el país y que ha subido confiscatoriamente los impuestos, se apresta a liquidar el emprendimiento en la educación, anuncia una razzia contra la salud privada, la Estatización de los derechos de agua de la minería y la agricultura y una reforma laboral que encarecerá el factor trabajo y debilitará la libertad de las empresas para asignar recursos, todo eso sin hablar de una reforma Constitucional que (y esto lo apuesto doble contra sencillo) tiene como “leit motiv” establecer la mayoría simple como quórum para expropiar los bienes de dominio privado. Ergo, bajo ese clima los trabajadores contratados no podían sino ser un 17,2% menos. Pero esto casi no se nota.


          ¿Qué truco utiliza la Nueva Mediocridad para ocultarlo? Muy fácil: aumenta los “trabajadores por cuenta propia” y los da como “ocupados”. Basta decir que la persona trabajó una hora en la semana anterior limpiando vidrios en una esquina y ya figura como “ocupado”. El Gobierno de Sebastián Piñera debe parte de sus alegados éxitos en la creación de empleos a la norma proveniente de la OECD, que bajó de dos horas a una el requisito para estar ocupado. Otra parte la debe a las políticas expansionistas del gasto de Andrés Velasco en el Gobierno anterior de Bachelet, que llevaron a la creación de casi la mitad del “millón de empleos de Piñera” en el solo 2010, cuando todavía éste no había hecho nada. En realidad, Piñera se dedicó a subir impuestos y por eso a partir de diciembre de 2012 el desempleo en Santiago comenzó a aumentar, según las cifras de la Universidad de Chile publicadas en “La Tercera” de hoy, p. 32.


          En general, nunca he creído mucho en las encuestas de empleo, porque están muy entregadas al sesgo político del encuestador, especialmente para determinar si una persona encuestada trabajó o no en la semana anterior. Un “hábil interrogatorio” correspondiente al sesgo del encuestador basta para incluir o excluir a su gusto a los interrogados en la fuerza de trabajo y así hacer variar el tamaño de ésta y la cifra final de desempleo. Si estuviéramos en Finlandia no creería que esas trampas se hicieran, pero estamos en Chile, donde sólo el 13% dice confiar en los demás. Yo me cuento en el 87% que desconfía. Y por eso creo que este 5,2% de desempleo en Santiago en septiembre es sólo un truco más de la Nueva Mediocridad.



Tomado del Blog de Hermógenes Pérez de Arce.

domingo, 19 de octubre de 2014

La desesperada ofensiva de Raúl Castro, por Carlos Alberto Montaner.



La desesperada ofensiva de Raúl Castro, 

por Carlos Alberto Montaner.

 

 

Si Obama sucumbe a la ofensiva y libera a la dictadura del vinculante calificativo de país “sponsor de terroristas”, Raúl supone que inmediatamente procederá a autorizar los viajes de los norteamericanos. De eso se trata.




miércoles, 15 de octubre de 2014

LEY DE PRESUPUESTOS 2015: DUDOSO EFECTO REACTIVADOR


LEY DE PRESUPUESTOS 2015: DUDOSO EFECTO REACTIVADOR

15 de octubre de 2014


Ya se han dado a conocer los principales lineamientos de lo que será la política de gasto público en 2015, luego de aprobada una significativa alza de impuestos. El gasto crecería un 9,8% real, la segunda mayor expansión de los últimos veinte años, luego del crecimiento de 16,5% real del 2009, en medio de la profunda crisis financiera que se inició en 2008. Son varios los cuestionamientos que surgen respecto a este significativo aumento en el tamaño del Estado:

 
 
  • ¿Justifica la situación económica interna y externa este fuerte estímulo?
  • ¿Es el gasto el instrumento más apropiado para resolver el significativo deterioro del crecimiento?
  • ¿Responde este aumento del gasto público a las justificaciones de la reforma tributaria?
  • ¿Cómo afecta esta Ley de Presupuestos la sostenibilidad fiscal de mediano plazo?


Intentaremos a continuación responder estas preguntas, que permiten hacer una evaluación del impacto macroeconómico de la política fiscal en 2015.


EL ENTORNO EXTERNO ACTUAL

Lo primero es señalar que independientemente de los efectos que pueda haber tenido la expansión fiscal de 2009 (el gasto aumentó 16,5% y el PIB cayó 1% ese año), la situación actual dista en forma muy significativa de la de aquel período, en que, al menos durante los primeros meses de la crisis, se enfrentó una fuerte restricción de liquidez y una caída abrupta del precio del cobre, es decir, un escenario externo que necesariamente implicaba un freno a la actividad privada, como puede verse en los gráficos a continuación.




Tampoco la situación de nuestros términos de intercambio amerita el nivel de estímulo fiscal que se estaría adoptando. La situación externa que enfrenta el país es completamente normal en términos históricos. Esto muestra también que la desaceleración actual de la economía no se explica principalmente por condiciones externas, sino internas y dentro éstas, probablemente la más significativa es la implementación de un programa de gobierno “anti-crecimiento”. De hecho, hasta el tercer trimestre de 2013, conocido ya los efectos del fin del ciclo minero, las estimaciones de crecimiento para este año eran de 4,5%, y de ahí en adelante se reducen aceleradamente, hasta un 2% actual.




En definitiva, la situación externa no amerita una política de gasto fiscal fuertemente expansiva. Efectivamente se observa una notoria pérdida de dinamismo, con un crecimiento acumulado de 1,8% entre enero y agosto. Sin embargo, sin enfrentar las causas de fondo de este “frenazo” es improbable que se logre un repunte importante, e incluso la estimación de crecimiento del Ministerio de Hacienda, de 3,6% para 2015, con una demanda creciendo un 3,9%, parecen tener un sesgo optimista.


IMPACTO MACROECONÓMICO DE UNA EXPANSIÓN FISCAL

Si analizamos el segundo de los cuestionamientos planteados, referido al impacto de una fuerte expansión fiscal en el actual contexto, podremos concluir que la herramienta es poco efectiva, por varias razones. La primera, es que este aumento de gasto es posible porque tiene detrás una contracción del gasto privado generada por los mayores impuestos y el clima de incertidumbre asociado a las reformas que esta impulsando el gobierno, y el efecto combinado de ambas políticas no es especialmente dinamizador en términos de demanda agregada total. Se podría argumentar que la contracción generada por los mayores impuestos ya se produjo en parte durante el año en curso, lo cual es efectivo. Sin embargo, en una economía abierta con tipo de cambio flexible y sin una restricción financiera externa, el aumento de gasto público le quita espacio a la política monetaria, generando un mix de mayores tasas de interés y menor tipo de cambio real, que atenúa el impacto expansivo de la política fiscal. El deterioro de la competitividad se acentúa por el sesgo que tiene el gasto público en bienes no transables.


En los ocho primeros meses de este año el tipo de cambio real subió un 10% respecto a igual período del año anterior. Esta ganancia en competitividad es uno de los factores principales para permitir hacia adelante una recuperación de los rubros transables. Una política fiscal expansiva quita espacio a esta recuperación que podrían liderar los rubros transables.


Por ende, desde un punto de vista macroeconómico, es menor el efecto agregado del estímulo fiscal, ya que termina siendo más que nada una transferencia desde los sectores transables a los grupos beneficiados por el aumento del gasto público.


REFORMA TRIBUTARIA Y LEY DE PRESUPUESTOS 2015

Hemos planteado en diversas oportunidades que la desaceleración de la actividad se explica en parte por la reforma tributaria. Ésta, además de su impacto transitorio producto de la incertidumbre en el período de discusión, genera efectos permanentes debido a la caída en el ahorro e inversión del sector privado. Este costo en términos de crecimiento supuestamente debía ser compensado a través de la utilización de los recursos en una profunda reforma educacional, que se tradujera en un aumento del capital humano y la productividad del trabajo, aspecto en el que efectivamente existen carencias en nuestro país.


Sin embargo, lo que estamos viendo en este proyecto de ley es que los recursos de la reforma tributaria no se están gastando en los proyectos que la justificaron, sino que se reparten en los distintos ministerios en proporciones similares a las que se han observado en forma histórica. La reforma termina resultando entonces, un aumento del tamaño del Estado, y no el financiamiento de las reformas estructurales del Gobierno.


Por otra parte, se desprende del proyecto de ley un aumento bastante significativo de los gastos en personal y en bienes y servicios de consumo y producción, por encima de lo que crecería el gasto en subsidios y transferencias. En comparación con la Ley 2014, el gasto en subsidios aumenta un 6,8% real, bastante por debajo del aumento total. El gasto en lo que se podría llamar burocracia aumenta en algo más de US$ 1.000 millones respecto a la Ley 2014. El gasto en educación aumenta en US$ 1.200 millones, cifra que representa un 48% de la recaudación esperada de la reforma. Sin embargo, planteado en esa forma ¿significa que el gasto en educación no habría crecido sin reforma? Parece evidente que este ítem no es una prioridad significativa, sino similar a lo que ha sido en los últimos años.


A pesar de que no compartimos para nada los énfasis que hasta ahora se han evidenciado en los proyectos de reforma educacional, es un hecho que éstos se terminarán aprobando, y en ese momento, generarán una importante demanda de recursos fiscales adicionales, que se habrán comprometido ya en otros programas.


De acuerdo a cifras del Ministerio de Hacienda, en 2015 el gasto fiscal aumentaría en US$ 5.500 millones. De este monto, algo menos de US$ 2.500 millones se destinaría a inversión, y el resto sería mayor gasto corriente. Si en 2016 se requieren los recursos para financiar las reformas del programa del Gobierno, ¿será factible retirar recursos de otros programas, ya sea de gasto corriente o proyectos de inversión que normalmente duran más de un año? La evidencia empírica muestra que existen serias dificultades políticas y prácticas para el retiro de estímulos, especialmente en un contexto en que la economía se mantendría creciendo a un ritmo bastante moderado, y con elecciones en 2016 y 2017. Surge entonces la pregunta de cómo se van a financiar las reformas del programa de gobierno, especialmente considerando que sólo la reforma educacional podría terminar costando más que las estimaciones iniciales. La respuesta a esta pregunta tiene mucho que ver con el cuarto cuestionamiento planteado al inicio, referido a la sostenibilidad fiscal de mediano plazo.


RECUPERACIÓN DEL EQUILIBRIO ESTRUCTURAL

Uno de los aspectos más preocupantes de este proyecto de Ley de Presupuestos es que no sólo incumple con el objetivo de utilizar la recaudación de la reforma tributaria en los proyectos estructurales del Gobierno, sino que tampoco avanza en términos de reducir el déficit estructural (uno de los argumentos para la reforma) y, de hecho, se produciría un deterioro. Recordemos que en 2013 el déficit estructural fue de un 0,5% del PIB, subiría a un 0,9% este año y a 1,1% en 2015, de acuerdo a lo anunciado por el Gobierno.


Sin embargo, probablemente la cifra resulte mayor, ya que la recaudación esperada de la reforma tributaria de US$ 2.500 millones supone una reducción de evasión y elusión de US$ 800 millones, difícil de lograr. También parece optimista el aumento en los ingresos estructurales de CODELCO de 4,5% real, que no se condice con la situación productiva de la empresa. Es probable que finalmente se llegue a un déficit estructural más cercano a un 1,3% del PIB. Quedaría entonces para los tres años posteriores la eliminación del déficit, en un contexto en que al menos en los próximos dos años, el crecimiento del PIB estará por debajo del tendencial, y con elecciones municipales en 2016 y presidenciales y parlamentarias en 2017. Por ende, retroceder en términos de reducir este déficit en 2015, en que aún no está aprobado ninguno de los proyectos estructurales de mayor gasto, genera riesgos de que finalmente no se cumpla el objetivo de recuperar el equilibrio estructural. Sin duda, este proyecto de ley de Presupuestos 2015 significa una señal negativa en términos de sostenibilidad fiscal futura y credibilidad de la regla fiscal. 

 


Los supuestos requeridos para recuperar el equilibrio estructural parecen optimistas, tanto en términos de crecimiento de PIB tendencial, de demanda y de crecimiento del gasto. Tampoco parece fácil hacia adelante que los aportes de CODELCO se mantengan en los niveles estimados por el gobierno. Complejo parece también el hecho de que las holguras presentadas por la DIPRES en sus estimaciones de mediano plazo parezcan ser inferiores a lo que costarían las reformas estructurales del gobierno, ¿se estaría pensando en eliminar programas vigentes o en proceso de discusión legislativa?


Las estimaciones de mediano plazo apuntan también a un problema bastante de fondo, referido a los efectos del menor crecimiento económico y su impacto en la política fiscal. Si utilizamos los cálculos de DIPRES y restamos de los ingresos estructurales los que provendrían de la reforma tributaria, durante el período 2016-2018 el gasto fiscal podría crecer a una tasa promedio anual de 2,3%. Es evidente entonces que con un bajo crecimiento económico no es posible en forma sostenible entregar más y mejores servicios públicos a la población. Es en este punto donde debería estar enfocándose la discusión actual de políticas públicas, dado que el impacto de una reforma es un efecto por una vez, y en el mediano plazo debemos converger a la real capacidad de crecimiento. Las cifras anteriores aparecen en el Cuadro N° 1.




 

 

CONCLUSIÓN

Desde el punto de vista del escenario macro que enfrenta Chile, no se requiere un estímulo fiscal de la magnitud del incorporado en el proyecto de Ley de Presupuestos. Probablemente tampoco generará un efecto reactivador importante, toda vez que no se están enfrentando las causas de fondo de la desaceleración de la economía, que tienen mucho que ver con el programa del actual gobierno. Pero además el nulo avance en reducir el déficit estructural, junto con los efectos que genera en los ingresos fiscales un menor crecimiento económico, pone en duda la sostenibilidad fiscal futura.


martes, 7 de octubre de 2014

Una reforma que cierra colegios, por Gonzalo Müller.



Mientras los apoderados y los sostenedores luchan por la libertad de la educación, el Gobierno se ha empecinado en Estatizarla, con lo que no mejorará el sistema y se transformará en un medio de concientización de nuestros jóvenes.






Una reforma que cierra colegios,
por Gonzalo Müller.


La semana pasada, tras intensos debates, la comisión de Educación de la Cámara de Diputados aprobó, introduciendo cambios, el proyecto de Ley más importante de la reforma educacional del Gobierno. El proyecto original y las indicaciones aprobadas por el ala más radical de la Nueva Mayoría abren la puerta a que muchos sostenedores, contra su voluntad y pese a las garantías recibidas por parte del Ejecutivo, se vean obligados a cerrar sus colegios.


Si la reforma educacional propuesta por el Gobierno ha debido enfrentar una creciente oposición es básicamente por dos razones: primero, por las dificultades que ha significado implementar los eslóganes de campaña con los que se ganó la elección en proyectos concretos, y, segundo, la desconfianza que los padres y apoderados, estudiantes, sostenedores y profesores tienen respecto del Ministro Eyzaguirre y su permanente confusión o falta de claridad de hacia dónde avanzar con estos cambios. El mejor ejemplo de lo anterior es que Parlamentarios del oficialismo votaron en varias oportunidades contra las argumentaciones de su propio Ministro.


La reforma educacional aparece secuestrada por la discusión del fin al lucro, llegando a establecer esta actividad, hasta ahora lícita en la educación escolar, como un delito. De esto se hacen cargos testimonios como el del profesor José Luis Velasco, quien en una carta a El Mercurio desde Temuco nos cuenta cómo asumió y saco adelante un colegio que es hoy un aporte a su comunidad, especialmente para los alumnos más vulnerables, y que si no fuera por su trabajo no podrían elegir nada fuera de la educación Municipal. Cómo va entender él que esta reforma educacional, en vez de apoyarlo en asegurar calidad, hoy quiera criminalizar la actividad que ha sido el orgullo de su vida y por la que es ampliamente reconocido por padres y apoderados de su colegio.


Este desprecio por el esfuerzo de cientos de profesores como José Luis Velasco por parte de ciertos sectores del Gobierno cuando se dirigen a la educación particular subvencionada hace entendible que muchos de ellos estén pensando seriamente en no seguir con sus proyectos educativos, perjudicando así directamente tanto la calidad como la variedad de la oferta educativa en muchas comunas.


La responsabilidad de la Presidente Bachelet en esta materia es indelegable, no sólo por la debilidad política del Ministro de Educación, sino porque ella mejor que nadie sabe que una mala reforma educacional, que pueda traducirse en un cierre masivo de colegios, puede tener un efecto devastador sobre su legado y generar un divorcio permanente entre la clase media, que soportará las consecuencias de estos errores, y su Gobierno.