miércoles, 21 de septiembre de 2011

Calidad de profesores en el aula.

Calidad de profesores en el aula.


El debate sobre educación escolar y universitaria tras meses de movilizaciones y paros estudiantiles se ha centrado prioritariamente en el financiamiento del sistema y la propiedad de sus sostenedores, temas ambos de gran relevancia, pero que, en el caso de la educación básica y media, se ha traducido en un desvío de la atención que exige la labor del profesor como actor fundamental en la búsqueda de la calidad.







La educadora Erika Himmel, recientemente distinguida con el Premio Nacional de Educación, ha recordado con acierto el papel fundamental del profesor en este proceso. A su juicio —compartido por innumerables expertos—, una mayor calidad en el aprendizaje de los niños y jóvenes depende del trabajo cotidiano del maestro en el aula. Es una labor lenta, que requiere el concurso de los mejores. De allí que no baste —afirma— esperar que jóvenes de buen rendimiento decidan estudiar pedagogía: es necesario atraer a la enseñanza a todos aquellos profesionales que sientan vocación docente y cuyos conocimientos, habilidades y capacidades les permitan ejercerla.







Al respecto, la Ley General de Educación aprobada hace dos años, en su artículo 46 faculta a los licenciados con al menos ocho semestres de formación para ejercer la docencia por tres años, prorrogables por otros dos, tras lo cual se deben cursar estudios de pedagogía para continuar enseñando. Este debatido artículo, que tuvo el predecible rechazo rotundo del Colegio de Profesores, y cuya aprobación parlamentaria fue motivo de arduas negociaciones entre los diversos sectores políticos y el gobierno de la ex Presidenta Bachelet, ha permitido la incorporación de profesionales de diversas áreas, y no sólo en aquellas en que hay grave carencia de profesores especializados, como matemáticas —sólo el 23 por ciento de los egresados se especializa en ella—, química y física, entre otras. Esa nueva legislación ha dado espacio para que programas tan significativos como “Enseña Chile” puedan entusiasmar a jóvenes en la educación en escuelas vulnerables del país, y se cuentan ya tres generaciones de noveles profesionales con vocación docente.







Las diversas iniciativas tendientes a la evaluación de los profesores, la ampliación de las facultades del director para renovar la planta docente y la integración de otros profesionales a la enseñanza permiten auspiciar una mejoría en los anhelados estándares de calidad educacional.







Particularmente relevante parece la diversificación de los perfiles de los docentes, pues la prueba “Inicia” ha dejado en evidencia la disparidad en la calidad de la formación de los pedagogos. En el debate en torno a la calidad de la educación es indispensable volver a centrar la mirada en el aula y en el papel en ella del profesor.



Tomado de Diario El Mercurio.

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