Lagarde le sacó la
''tarjeta amarilla'' a las cifras
de Argentina.
El Gobierno argentino
dice que la inflación no es
un problema tan serio en el país.
Quién gana y quién pierde con las cifras de la inflación en
Argentina.
Veronica
Smink, BBC Mundo, Argentina.
La titular del Fondo
Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió durante una
conferencia de prensa en Washington esta semana que el organismo podría
sancionar a Argentina si no mejora la credibilidad de sus estadísticas sobre
crecimiento e inflación.
El FMI anunció que le
dará al país sudamericano hasta diciembre para corregir los cuestionados datos
que aporta el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
"(Argentina) ya
tiene una tarjeta amarilla. Ahora le toca elegir si también quiere la
roja", dijo, utilizando jerga futbolística. A lo que el gobierno argentino
respondió el martes rechazando con vehemencia los cuestionamientos.
Desde enero de 2007 el
Gobierno argentino mantiene intervenido el Indec, tras haber removido toda su
cúpula.
Economistas locales
han cuestionado desde entonces algunas de las cifras que aporta ese organismo,
en particular el llamado Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la
inflación.
Según los cálculos
privados, Argentina tiene una inflación anual del 24%, la segunda más alta de
América Latina después de Venezuela. Sin embargo, el INDEC estima que el alza
de precios anual es menor al 10%.
En 2011, el Gobierno
de Cristina Fernández de Kirchner empezó a multar con cifras de hasta
US$120.000 a las consultoras privadas que publican los datos de inflación, una
medida que podría extenderse ahora a las asociaciones de defensa del
consumidor.
No sólo personas y
organismos argentinos alegan la falsedad de los datos oficiales: en febrero
pasado la prestigiosa revista británica The Economist publicó un artículo
titulado "No me mientas, Argentina", en la que explicó por qué
decidió dejar de publicar las estadísticas del Estado argentino.
"Estamos cansados
de ser parte de lo que parece ser un deliberado intento de engañar a votantes y
estafar a inversionistas", fue una de las duras frases que utilizaron.
Rechazo oficial
El Gobierno argentino
dice que la inflación no es un problema tan serio en el país.
A pesar de las
críticas, el Gobierno niega que exista una manipulación de las cifras.
Las Autoridades
incluso se han mostrado reacias a aceptar que existe un problema de inflación
en el país.
Durante las pocas referencias
que hizo al tema, la Presidente Fernández de Kirchner acusó a los medios
críticos y a la oposición de fomentar la especulación y el alza de precios a
través de la difusión de información falsa.
No obstante, a finales
de 2010 la Mandatario invitó a una delegación de técnicos del FMI para que
colaboren con el Gobierno en la elaboración de un nuevo IPC.
Los resultados infructuosos
de ese trabajo llevaron a que ahora el organismo le dé plazo hasta el 17 de
diciembre a Argentina para "alinear la inflación con las estadísticas
internacionales".
"Las
declaraciones de las autoridades argentinas este fin de semana son auspiciosas
para continuar trabajando juntos con Argentina", dijo Lagarde el lunes, en
una señal de optimismo tras advertir sobre la posible "tarjeta roja".
¿Quién gana?
Ante el silencio de
las fuentes Gubernamentales, que se rehúsan a hablar del tema, los expertos sólo
pueden especular sobre los motivos que han llevado al gobierno a desvirtuar las
cifras de inflación y de crecimiento.
The Economist dejó en
claro su visión: "Al mal informar sobre el comportamiento de los precios
se ha estafado por miles de millones de dólares a quienes poseen bonos cuyo
rendimiento está atado a la inflación", aseguró.
En efecto, más del 20%
de la deuda pública argentina está en forma de papeles cuya ganancia varía
según la inflación, por lo que el Estado debió pagar mucho menos al calcular el
alza de precios según las estadísticas oficiales.
Sin embargo, no todos
creen que la manipulación de las estadísticas ha beneficiado al Gobierno.
"La mayoría de
los bonos atados a la inflación están en manos de la Administración Nacional de
Seguridad Social (ANSES), por lo que el Estado en realidad se debe a sí
mismo", afirmó Nicolás Bridger, de la asesora financiera Prefinex.
Por otra parte,
Bridger explicó que al sobrevaluar la tasa de crecimiento del país el Gobierno
también se vio forzado a pagar más a los bonistas cuyos papeles estaban atados
al Producto Interno Bruto (PIB), y eso compensó el dinero ahorrado por
subestimar la inflación.
La teoría del
economista es que el Gobierno intervino el INDEC en 2007 con la intención de
disimular las cifras reales de inflación en un año electoral, una estrategia
que luego se fue de mano.
¿Quién pierde?
Lo curioso del caso
argentino es que si bien el Gobierno sigue defendiendo las cifras de inflación
oficiales, en lo que hace al resto de la economía se maneja con los datos
informales.
Así, año a año, el
Estado ha actualizado los salarios, las jubilaciones y la asistencia social en
más del 20%, en línea con la inflación real.
De esta forma, algunos
argumentan que no ha habido un sector particularmente perjudicado por la actual
política de estadísticas.
Sin embargo, expertos
como Bridger destacan que la falta de transparencia en las cifras ha golpeado
fuertemente la credibilidad del país.
"Desde 2007 que
Argentina no ha logrado colocar un solo bono en el mercado internacional",
destacó el economista.
La mala imagen de
Argentina se ve reflejada en el llamado índice de "riesgo país", que
mide cuán riesgosa es una inversión allí.
El riesgo país de
Argentina actualmente es de 900 puntos, mientras que el de su vecino Brasil es
de 200.
En 2007 ambas naciones
tenían el mismo riesgo país.
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