Los violadores se comportaron "como animales",
le dijo uno de los testigos a la BBC.
El horror que se vive en las prisiones de Siria
Fergal Keane, BBC, Siria.
En un conflicto que se
vuelve cada vez más cruento, siguen surgiendo denuncias de abusos sexuales
contra prisioneros en Siria. El corresponsal de la BBC Fergal Keane recogió
algunos de los relatos de horror y angustia de los que pasaron por las celdas
de detención, en las que -dicen- tienen lugar violaciones grupales y torturas
con ratas, entre otras vejaciones.
Lo primero que vio uno
de los testigos fue a una mujer en el rincón del sótano. "La estaban violando.
Era obvio que la estaban violando. Le salía sangre del cuerpo y se acurrucaba
en el rincón", me dijo. Cuando lo detuvieron en noviembre, el testigo
trabajaba como activista junto a un grupo de defensa de derechos humanos
vinculado a una iglesia.
Explicó que sus
captores le exigieron que confesara que había ingresado armas al país y
demandaron explicaciones por un supuesto envío de videos de manifestaciones a
medios de comunicación internacionales. "Me pegaron, me patearon, me
dieron cachetadas, e hicieron algo poco amigable y ofensivo. Yo sé lo que
ocurre cuando arrestan a alguien. Sientes que eso es el fin".
Primero, contó, un
oficial de seguridad comenzó a tocarlo sexualmente. Había otro militar que
observaba y no decía nada. Luego llegaron otros tres oficiales, que lo
atacaron. "Estos tres tipos, eran como animales. Intenté protegerme, pero
soy algo bajo. Cuando me estaban violando les decía: 'Por favor no lo hagan,
por favor no lo hagan”. Mientras sufría sus abusos, le tomaban el pelo,
recordó. "¿Quieres que [Bashar] Al Asad se vaya? Esto es por decir que no
te gusta Al Asad".
"Nadie
te visita"
Un adolescente ingresó
más tarde a la celda. A él también lo violaron. Mientras transcurría el ataque,
el joven pedía a gritos por su madre. Pero en palabras de otro sobreviviente,
las celdas de tortura en Siria son sitios en los que "nadie te escucha,
nadie te visita". Otro testigo, esta vez mujer, me contó que estuvo
recluida durante dos meses en la famosa Rama Palestina de Inteligencia Militar
en Damasco, el edificio bombardeado por los grupos rebeldes en mayo.
Había sido arrestada
en un puesto de control en Homs el año pasado. Como parte de la tortura, los
guardias utilizaban ratas y ratones para violar a las mujeres. Describió uno de
los ataques que presenció. "Le metió una rata en la vagina. Ella estaba
gritando. Después vimos sangre en el piso. Él le dijo: '¿Es esto lo suficientemente
bueno para ti?'. Le tomaban el pelo. Era obvio que estaba en agonía. Podíamos
verlo. Después de eso, ya no se movió".
En ausencia de otros
testigos y con los investigadores de derechos humanos de la ONU con ingreso
denegado, es imposible corroborar en forma independiente estas denuncias de
violaciones. Es igual de imposible hacer una estimación del número de casos de
abusos.
"Tendencioso".
Según el grupo de
defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, el estigma social que rodea
a estas víctimas significa que muchas se niegan a hacer denuncias. "En
muchos casos, las víctimas no quieren que sus familias u otros en su comunidad
sepan del ataque, por miedo o vergüenza", dice la ONG. Human Rights Watch
afirma que la violencia sexual se está utilizando en Siria para degradar y
humillar a los prisioneros. Ni este grupo ni Naciones Unidas ha denunciado que
estas tácticas se utilicen en el bando rebelde.
Según el último
informe de Naciones Unidas, la violencia sexual es parte de una serie de
crímenes contra la humanidad que se están perpetrando contra los civiles en
Siria. El Gobierno de Damasco ha rechazado sistemáticamente estas acusaciones y
ha calificado el informe de la ONU de "injusto y subjetivo".
Las violaciones son
una de las desgracias más frecuentes en la guerra. Pero en los últimos tiempos
se habían dado pasos para fortalecer la reacción de la comunidad internacional
cuando sucedían. Algunas sentencias de los tribunales para la ex Yugoslavia y
para Ruanda buscaron sentar precedente para poner fin a la cultura de impunidad
que rodea a estos crímenes.
La Alta Comisionada de
la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha pedido que las denuncias
contra el gobierno sirio, entre ellas las de abusos sexuales, lleguen a la
Corte Penal Internacional. Sin embargo, las profundas divisiones en el Consejo
de Seguridad entre los aliados y enemigos de Damasco vuelven poco probable que
lleguen a tal instancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario