La Cumbre de Cartagena recibe a países
de una región más segura de sí misma.
Lo que le
espera a Obama en la Cumbre de Cartagena. (*)
El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
encontrará en la Cumbre de las Américas, en Cartagena, Colombia, a unos vecinos
más independientes y seguros de sí mismos, con más opciones en cuanto a sus
destinos, que no aceptarán la retórica usual de Washington sin que esta se
traduzca a una realidad práctica que beneficie a los países de la Región.
Cuando Obama recién estrenaba su cargo, en 2008,
dejó entrever que habría un cambio en la relación con sus vecinos del sur
basada en cooperación, compromiso y responsabilidad conjunta. Nada de eso se
materializó aunque la relación sí que cambió.
Ahora, el presidente estadounidense se sentará a
la mesa de un club que, aunque cordial, no solo le exigirá más paridad en el
trato y más cometido a sus declaraciones, sino que lo abordará con temas que le
serán incómodos de cara a sus aspiraciones de reelección, como la guerra contra
las drogas, la inmigración y el embargo a Cuba.
Cambios
En la última década, los cambios en el
hemisferio americano han sido de largo alcance, dice un reciente informe
emitido por el centro de investigación Diálogo Interamericano en Washington.
Los cambios van desde le crecimiento económico y
la reducción de la pobreza en muchos países latinoamericanos hasta la
emergencia de nuevas potencias y organizaciones regionales. Al tiempo, sin
embargo, ha habido una propagación de la violencia que atenta contra la
democracia de algunas naciones.
Estados Unidos, por su parte, no ha salido de
una profunda crisis económica, atraviesa una recalcitrante polarización
política interna y sigue prestándole la mayoría de su atención a otras
situaciones de política exterior en el mundo árabe y Asia central.
Estas dinámicas le han restado vigor y propósito
a la relación entre EE.UU. y los países de la región, señala el informe del
Diálogo Interamericano, y atenta contra las oportunidades de una colaboración
fructífera y una integración a lo largo y ancho de varios sectores.
Los analistas coinciden en que hay un espacio
para aprovechar esas oportunidades que serían de beneficio general pero tiene
que suceder desde una perspectiva diferente a la que históricamente ha dominado
la relación entre los vecinos, pues esta ha cambiado completamente.
"Estados Unidos todavía es un actor
dominante tanto en el mundo como en América Latina", expresó a BBC Mundo
Joy Olson, directora ejecutiva de la Oficina de Washington sobre Asuntos
Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés). "Aunque no conserva la
misma influencia política que tenía, inclusive hace solo un año. Ese tren ya
partió", declaró.
Falta de
atención
El problema, en parte, ha sido la distracción de
Washington con el retiro de sus tropas en Irak y Afganistán. Una alianza
constructiva y progresiva no pudo forjarse porque EE.UU. no tenía el tiempo ni
los recursos diplomáticos para dedicar a América Latina.
"Washington se está convirtiendo
rápidamente en un forastero en la mesa americana", sentenció Larry Birns,
director del Consejo sobre Asuntos Hemisféricos, COHA, una organización liberal
de estudios regionales.
Birns afirma que la primacía de EE.UU. en
términos de asistencia económica a la región y la importancia de sus mercados
va en descenso. Otros países han entrado a figurar, particularmente China, como
socios comerciales que están comprando desaforadamente las materias primas de
la región.
"El país que tiene acceso a las materias
primas es el que tiene la influencia sobre los asuntos geopolíticos",
asegura Larry Birns. "Estados Unidos está viendo que su jerarquía
tradicional y su influencia regional están en decadencia".
El informe de Diálogo Interamericano declara que
Estados Unidos debe recuperar su credibilidad en el hemisferio y que, para
lograrlo, deberá enfrentar de manera seria y concienzuda una agenda inconclusa
que abarca temas difíciles.
Temas
espinosos
Estos son de las drogas, la inmigración y Cuba,
entre otros, que son apremiantes para los líderes latinoamericanos pero particularmente
espinosos para el Presidente Obama en un año electoral.
Aunque Joy Olson de WOLA reconoce que las cosas
se complican tratando de restablecer vínculos en torno a algo como la política
antidrogas, la analista considera que este tema puede ser coyuntural si Estados
Unidos lo aborda en el marco de la cooperación.
"Una de los desafíos sobre la postura
internacional ante las drogas ha sido la falta de voluntad de Estados Unidos de
abrir la discusión sobre éstas", comentó. Sin embargo, el Vicepresidente
Joe Biden dijo recientemente en un viaje a Centro América que la Casa Blanca no
tiene miedo de tener esa discusión.
"Eso es un paso importante y abre el
potencial de plantear diferentes estrategias y examinar sus efectos",
declaró Olson.
Pero la directora ejecutiva de WOLA vaticinó que
no habría un acuerdo en la Cumbre de Cartagena sobre el tema de las drogas,
aunque Obama se verá obligado a abordarlo, sobre todo en las reuniones
bilaterales.
Otro asunto que podría ser candente pero que
probablemente no tendrá resolución es el embargo contra Cuba y la inclusión de
la isla en las reuniones hemisféricas como la Cumbre de las Américas.
"Ira
colectiva"
Larry Birns de COHA manifiesta que hay mucha
molestia entre los líderes de América Latina por la presión que ejerció
Washington a Colombia -el país anfitrión- para que retirara la invitación de
Raúl Castro a la cumbre.
"Hay un surgimiento de ira colectiva por
este completo aislamiento de Estados Unidos y por su práctica de diplomacia por
decreto", dijo a la BBC.
Igualmente, la falta de solución al problema de
la inmigración en EE.UU. ha causado desilusión entre los países de la región
que ven a sus nacionales cuestionados y hasta abusados en el país del norte.
Pero la realidad es que este es un año electoral
en Estados Unidos y la relación con los países del hemisferio no es un asunto
de alto perfil a nivel interno. Los anteriores temas que podrían surgir en la
cumbre sí lo son y algunos analistas creen que Obama estará esquivándolos.
Unos opinan que el presidente podría establecer
una agenda positiva enfocándose en democracia, energía y comercio, que
convertiría la reunión hemisférica en un foro más de declaraciones y promesas,
aunque no de planes concretos para atacar los temas que preocupan a los demás
líderes de la región.
"La vieja relación está muriendo y la nueva
todavía no ha nacido", concluyo Larry Birns. "Obama sabe que los
planes que está vendiendo son irrelevantes, hasta impertinentes en términos de
sus bases condescendientes, pero la realidad política exige que haga eso".
(*) Tomado
de BBC Mundo, autor: William Márquez
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