Repatriando la
vergüenza,
por Jorge Navarrete.
Cualquiera sea la
opinión que tengamos sobre el protocolo de acuerdo para la reforma tributaria,
a última hora fuimos sorprendidos por una materia que pese a no haber sido
discutida y resuelta en los ya bullados tecitos con galletas, o en el trajín de
la cocina, si así lo prefieren, fue incorporada por el Gobierno y
posteriormente aprobada por los senadores de la República: la repatriación de
capitales.
En lo que
particularmente nos convoca, consiste en facilitar que puedan retornar los
capitales de personas y empresas chilenas que figuran en el exterior, a cambio
del pago de un impuesto de 8% durante el plazo máximo de un año. Los promotores
de esta iniciativa han argumentado que se trata de un mecanismo que incentivará
el retorno de importantes sumas de dinero, cuyo impuesto engrosará las arcas Fiscales
y así permitirá abordar mejor las distintas prioridades de la política pública.
Y aunque en principio
parece de todo sentido común, tal explicación es técnicamente falaz y
éticamente inaceptable. Hoy existen mecanismos para que las empresas chilenas
registren sus inversiones y utilidades obtenidas en el extranjero, las que
incluso están amparadas con diversos incentivos y mecanismos de protección. De
lo que aquí estamos hablando es de grandes sumas de dinero, y sus
correspondientes utilidades, que se disfrazaron u ocultaron de la autoridad
competente, las que incluso pudieron haber sido ilegalmente sacadas del país.
Dicho de otra manera, en el mismo momento en que estamos pidiendo un esfuerzo adicional,
subiendo los tributos a todos los ciudadanos y empresas que con responsabilidad
y rigor pagan habitualmente sus impuestos, con tasas que comienzan en el 19%,
como es el caso del IVA -que afecta a todos, incluyendo las personas más
modestas-, estamos también premiando con una tasa preferencial a quienes por
distintas razones optaron por burlar las Leyes cambiarias que, a la fecha,
consignan multas hasta tres veces el monto del capital.
Pero esto puede ser
todavía peor. La grave e injusta discriminación antes descrita supone que
estamos en presencia de operaciones lícitas. En los hechos, nada asegura que
también puedan acogerse a este beneficio aquellos capitales provenientes del
contrabando de armas, el narcotráfico, el terrorismo o la corrupción. Entonces,
digámoslo con claridad: para estos casos, que fácilmente podrían disfrazarse
como una simple evasión de impuestos, lo que finalmente también estamos
alentando es el posible blanqueo de capitales provenientes de actividades
criminales.
Sinceramente, no
entiendo cómo llegamos a este punto, cuando dos de los principios básicos que
informaban a este proyecto eran la justicia tributaria y el término de la
elusión. Esta escandalosa “facilidad” que se les está dando a los infractores,
lo digo en el mejor de los casos, es no sólo una concesión indigna, sino una
bofetada a esa gran mayoría que a diario y con gran sacrificio decide cumplir
sus obligaciones personales y para con su comunidad. Por todo lo anterior, y
como un acto de decencia, espero que la Cámara de Diputados rechace esta
cuestión.
Articulo
tomado de Diario La
Tercera.
Nota de la Redacción:
Generalmente no
concordamos con el abogado democratacristiano Jorge Navarrete, creemos que en
este caso tiene toda la razón, no se puede perorar que defendemos a los más
humildes dándoles beneficios inmensos a quienes se saltan las Leyes que cumplen
todos los demás chilenos.
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