martes, 7 de octubre de 2014

Una reforma que cierra colegios, por Gonzalo Müller.



Mientras los apoderados y los sostenedores luchan por la libertad de la educación, el Gobierno se ha empecinado en Estatizarla, con lo que no mejorará el sistema y se transformará en un medio de concientización de nuestros jóvenes.






Una reforma que cierra colegios,
por Gonzalo Müller.


La semana pasada, tras intensos debates, la comisión de Educación de la Cámara de Diputados aprobó, introduciendo cambios, el proyecto de Ley más importante de la reforma educacional del Gobierno. El proyecto original y las indicaciones aprobadas por el ala más radical de la Nueva Mayoría abren la puerta a que muchos sostenedores, contra su voluntad y pese a las garantías recibidas por parte del Ejecutivo, se vean obligados a cerrar sus colegios.


Si la reforma educacional propuesta por el Gobierno ha debido enfrentar una creciente oposición es básicamente por dos razones: primero, por las dificultades que ha significado implementar los eslóganes de campaña con los que se ganó la elección en proyectos concretos, y, segundo, la desconfianza que los padres y apoderados, estudiantes, sostenedores y profesores tienen respecto del Ministro Eyzaguirre y su permanente confusión o falta de claridad de hacia dónde avanzar con estos cambios. El mejor ejemplo de lo anterior es que Parlamentarios del oficialismo votaron en varias oportunidades contra las argumentaciones de su propio Ministro.


La reforma educacional aparece secuestrada por la discusión del fin al lucro, llegando a establecer esta actividad, hasta ahora lícita en la educación escolar, como un delito. De esto se hacen cargos testimonios como el del profesor José Luis Velasco, quien en una carta a El Mercurio desde Temuco nos cuenta cómo asumió y saco adelante un colegio que es hoy un aporte a su comunidad, especialmente para los alumnos más vulnerables, y que si no fuera por su trabajo no podrían elegir nada fuera de la educación Municipal. Cómo va entender él que esta reforma educacional, en vez de apoyarlo en asegurar calidad, hoy quiera criminalizar la actividad que ha sido el orgullo de su vida y por la que es ampliamente reconocido por padres y apoderados de su colegio.


Este desprecio por el esfuerzo de cientos de profesores como José Luis Velasco por parte de ciertos sectores del Gobierno cuando se dirigen a la educación particular subvencionada hace entendible que muchos de ellos estén pensando seriamente en no seguir con sus proyectos educativos, perjudicando así directamente tanto la calidad como la variedad de la oferta educativa en muchas comunas.


La responsabilidad de la Presidente Bachelet en esta materia es indelegable, no sólo por la debilidad política del Ministro de Educación, sino porque ella mejor que nadie sabe que una mala reforma educacional, que pueda traducirse en un cierre masivo de colegios, puede tener un efecto devastador sobre su legado y generar un divorcio permanente entre la clase media, que soportará las consecuencias de estos errores, y su Gobierno.
 

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