miércoles, 7 de marzo de 2012

Sale del gobierno cubano el zar de la cultura...

Abel Prieto logró que se les permitiera
a los intelectuales y artistas comerciar
sus obras en el extranjero


 

Sale del gobierno cubano el zar de la  cultura,

por Fernando Ravsberg, La Habana.


El gobierno cubano "liberó" de su cargo al ministro de Cultura, Abel Prieto Jiménez, y en su lugar nombraron a Rafael Bernal Alemany, quien se desempañaba hasta ayer como viceministro primero en la misma cartera.


Prieto era una pieza clave para armonizar las relaciones del gobierno con los intelectuales. Primero desde la presidencia de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC) y posteriormente al frente del Ministerio de Cultura, cargo que ocupó por 15 años.


El exministro había solicitado dejar el cargo desde hace algún tiempo por enfrentar problemas de salud y también para retomar su producción intelectual, de hecho este año publicó una nueva novela.


Es uno de los pocos ministros que quedaba del gobierno de Fidel Castro. La mayoría fueron removidos de sus cargos, unos de forma discreta, otros cambiándolos de funciones, algunos con acusaciones públicas y por lo menos uno terminó en la cárcel.


Los años críticos
En 1991 Abel Prieto ocupa la presidencia de la UNEAC, era un momento crítico, la económica de la isla sufría su peor crisis y la intelectualidad cubana entraba en choque con el Ministerio de Cultura, aferrado a mecanismos que ya no podía financiar.


Hasta ese momento el Estado pagaba los salarios de los artistas e intelectuales y compraba sus obras pero la desaparición de la Unión Soviética dejó al gobierno sin fondos a pesar de lo cual se negaban a perder el monopolio del mercado cultural.


La reacción no se hizo esperar, muchos músicos, escritores o pintores no regresaban de sus viajes al extranjero y dentro de la isla nacieron grupos contestatarios que reflejaban en sus obras y en cartas públicas el descontento que vivían.


La respuesta del Ministerio de Cultura fue represiva, "reacomodando" laboralmente a los más críticos. Uno de ellos, profesor de la Escuela Superior de Arte, terminó como empleado de aduanas, otros se sumaron a la disidencia y muchos emigraron.


Un hombre clave
Desde la UNEAC Prieto se convirtió en el canal por el que los intelectuales y artistas tramitaban sus demandas de cambio para adaptarse a los difíciles tiempos que vivían.
Gracias a su gestión se les permitió viajar, vender en el exterior y conservar el dinero.
Los pintores, los músicos, actores y los escritores pudieron además vivir en el extranjero durante años sin perder la residencia en Cuba.



En poco tiempo este sector se convirtió en uno de los más prósperos y los roces políticos se diluyeron.


Cuando en 1997 se destituye al anterior ministro y nombran a Prieto, la intelectualidad lo aplaude aunque la medida no hace más que institucionalizar un papel y un poder que en la realidad ya tenía desde hacía varios años.


Una muestra de las simpatías que aun hoy despierta Abel Prieto entre los cubanos es que la gran mayoría de los comentarios de la gente que aparecen en la web Cubadebate son dirigidos a reconocer el papel que jugó en estos 15 años.


Fuera pero cerca
Así, el frente cultural era -junto a las Fuerzas Armadas- uno de los pocos que ya en tiempos de Fidel Castro había iniciado reformas para adaptarse a las nuevas realidades, dicho de manera oficial estaban “actualizando” el modelo.


Según fuentes del ministerio, el presidente Raúl Castro se negaba a sustituir a Prieto a pesar de las repetidas solicitudes de este.


Incluso aceptó sacarlo del Buró Político del Partido pero insistiendo en mantenerlo al frente de Cultura.


Al parecer el gobierno no se decidía sobre qué cuadro sería capaz de sustituirlo garantizando mantener la armonía con los intelectuales y artistas cubanos, sobre todo en un momento de tantos cambios en el país.


Iniciando el actual gobierno se produce una protesta de los intelectuales, “la guerra de los emails”, a raíz de un programa de TV que elogia a tres miembros del aparato de censura, encargados de vigilar la pureza sexual e ideológica de la cultura y castigar con el ostracismo a los infractores.


Prieto sale de la crisis reuniéndose con la mayoría de los indignados para asegurarles que esa no es la política oficial y después emite un comunicado público desligando al gobierno de cualquier reivindicación de aquellos odiados personajes.
Todo esto podría explicar por qué el presidente Raúl Castro no quiere a Abel Prieto demasiado lejos y lo nombra su asesor, con lo que el trabajo del nuevo ministro estará de alguna forma supervisado por su antiguo jefe.


Los cambios en el gabinete
Con Prieto fuera del gabinete se han sustituido 20 ministros, solo quedan dos del anterior gobierno, son Manuel Marrero, titular de Turismo, y el del Interior, general Abelardo Colomé Ibarra. Este último es un hombre muy cercano al presidente.
Algunos, antiguos combatientes de la guerrilla, como los exministros de Salud, José Ramón Balaguer y el de las Comunicaciones, comandante Ramiro Valdés, cumplen ahora otras funciones tras enfrentar graves problemas en sus ministerios.


Entre los casos más sonados públicamente están los del vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez. Finalmente el ministro de la Industria de la Alimentación, Alejandro Roca, fue condenado a 15 años de prisión por corrupción.



Prieto era una pieza clave para armonizar
las relaciones del gobierno con los
intelectuales.

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