El temerario
experimento de Bachelet,
por Tomás Flores.
La propuesta
tributaria de la Presidenta Michelle Bachelet es un golpe al ahorro y la
inversión, una puñalada a las pymes, ingenua para dar solución a temas
puntuales, e ineficiente para resolver un problema político.
Es un golpe al ahorro y la inversión:
Chile registró el año pasado una tasa de ahorro nacional de 20,5% del PIB. Una
parte de ese ahorro lo hacen las personas a través del sistema previsional, ya
que las AFP invierten estos recursos en una amplia gama de proyectos. Sin
embargo, la parte más importante de este ahorro proviene del que hacen los
emprendedores, quienes en vez de sacar la utilidad que les está dando su
negocio para su consumo personal, deciden reinvertirlo en la empresa o en
nuevos emprendimientos. Hoy el sistema tributario premia a los que siguen esa
conducta, lo cual es habitual en pequeñas empresas para las cuales es muy
difícil conseguir créditos para sus proyectos y utilizan la reinversión como la
principal fuente de financiamiento. Esto muere con el proyecto que presentó la
Presidente Bachelet, ya que dará lo mismo reinvertir o retirar los
dineros para que los socios lo gasten en lugar de invertirlos.
Es una puñalada a las pymes: se
plantea que depreciar totalmente los bienes de capital modera el efecto de los
mayores impuestos, pero la gran mayoría de ellas no utilizan muchas maquinarias
o edificios como las grandes empresas, por lo cual el efecto neto es negativo.
Además, si desean comprar una nueva máquina, ahora el impuesto al crédito subirá
al doble, revertiendo justamente el alivio que sintieron los emprendedores más
endeudados cuando el ex Presidente Piñera bajó radicalmente ese tributo.
Adicionalmente, se plantea cambiar el sujeto de IVA para las empresas que
vendan más de 100 mil UF, lo que debe corresponder a menos del 2% de las
empresas existentes en Chile. Por último, se plantean limitaciones a los
esquemas de renta presunta que les permite a las pymes un cierto alivio en
relación a la burocracia tributaria. El año pasado hubo 117 mil pequeños
empresarios que utilizaron estos beneficios, de los cuales 100 mil son personas
naturales que hacen actividades comerciales con su RUT personal y que al
fracasar pierden su casa. A estas personas, esta propuesta les meterá la mano
al bolsillo para financiar más gasto público.
Es ingenuo: resuelve problemas
puntuales de manera poco eficaz. Por ejemplo, en vez de crear un nuevo impuesto
a los vehículos diésel, debemos preguntarnos si la tributación a los
combustibles es la correcta. La diferencia que se generó entre el impuesto al
diésel y la gasolina durante 20 años de la Concertación alteró la conducta de
las personas y sobre esa distorsión se agregará una más.
Es una mala solución frente al
problema político que se genera: la creación de un impuesto especial a la renta
de las autoridades me parece algo técnicamente erróneo en una la
remuneración de cada uno de esos cargos en la proporción respectiva y se evita
abrir una discusión que puede terminar en impuestos personales
dependientes de la actividad del trabajador, lo cual generaría un quiebre de la
equidad horizontal, que es indeseable en todo sistema tributario.
Tomado de Diario La Tercera.
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