La decisión correcta,
por Hernán Felipe Errázuriz.
Amplio
reconocimiento merece la Presidente Bachelet por su anuncio de impugnar, sin
postergaciones, la competencia de la Corte de La Haya sobre la demanda
boliviana. La formalización de la impugnación se materializará el próximo
martes por nuestros agentes y un equipo jurídico que inspira confianza por su
elevada calificación.
El
anuncio Presidencial da un nuevo giro a este proceso: al fin hemos pasado a la
ofensiva. Al Presidente de Bolivia no le ha quedado más que volver a recurrir a
las descalificaciones, en circunstancias de que hemos hecho uso de un derecho
previsto en el Reglamento de la Corte. Contradictoriamente, ha reaccionado
reclamando el supuesto incumplimiento de las facilidades de libre tránsito
acordadas con Chile en un tratado cuyos alcances desconoce y que pretende denunciar
en virtud de un mandato Constitucional unilateral contrario al derecho
internacional.
La Jefe
de Estado ponderó la opinión de ex Presidentes, ex Cancilleres, juristas,
Diplomáticos, Parlamentarios y el consejo de sus asesores, en cuanto a que el
Pacto de Bogotá de 1948 impide a la Corte pronunciarse sobre "asuntos
resueltos por tratados en vigencia en la fecha de celebración de este
pacto". Y este es precisamente el caso: Chile y Bolivia establecieron sus
límites a perpetuidad por el Tratado de 1904, esto es, con mucha anterioridad a
ese pacto.
Que la
Corte pretenda intervenir para que Chile ceda territorio soberano a Bolivia es
inaceptable, y como bien ha dicho el canciller, semejante transferencia
territorial no tiene precedente.
Se pudo
haber postergado la impugnación hasta el año próximo, para interponerla en la
contramemoria y haberse conocido su desenlace probablemente en otro período
presidencial. Sin embargo, en la contramemoria se habría diluido la impugnación
y con la demora se habría impedido manifestar a los jueces, desde el comienzo,
el rechazo que le merece a Chile su competencia en este juicio. Era además
indispensable desenmascarar desde ya la oculta pretensión boliviana de
desconocer el Tratado de 1904.
La
Presidente, inspirada únicamente en "la defensa inclaudicable de nuestra
integridad territorial y de los intereses nacionales", lo que incluye
"la inviolabilidad de los tratados y la estabilidad de las
fronteras", sin cálculos políticos, asumió su responsabilidad de actuar
prontamente y no renunció a una instancia procesal. Tomó una decisión acertada
en resguardo de una política de Estado.
Tomado de Diario El Mercurio de hoy
Tomado de Diario El Mercurio de hoy
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