Francia desataron el pánico en los mercados.
La locura de los mercados: la economía es ya cosa de psicólogos
Redacción BBC Mundo
El pánico que cundió en las bolsas el lunes resultó en un trampolín en el que se apoyaron los inversores para dar un enorme salto hacia arriba el martes, para luego casi caer al vacío el miércoles y completar una jornada más bien discreta este jueves.
Defina volatilidad: las bolsas han vivido una semana de montaña rusa que los economistas ya parecen no tenerlas todas consigo para explicar.
La caída del miércoles la explicaron por rumores sobre Francia aparecidos el domingo en un tabloide británico. ¿De verdad? Los problemas de Francia para mantener la triple A no son ni mucho menos nuevos y el periódico en cuestión no es precisamente el que goza de mayor credibilidad en el país.
Y, además, la "información" es del domingo, ¿cómo explica eso las subidas del martes?
En Wall Street, así como en los grandes centros financieros, a los inversores les gusta pensar que en su mundo reina la racionalidad y las decisiones se toman con información.
Pero viendo lo que ha pasado en la última semana, parecería que se han vuelto todos locos o que los caminos de la maximización de beneficios en el mundo financiero son inescrutables.
Irracional
"Cuando rebajaron la nota de la deuda de clic EE.UU., los inversores deberían haber huido de los bonos del Tesoro público, pero hicieron lo contrario. Esto que está pasando tiene mucho de aleatorio y entendemos muy poco", opina Dan Ariely, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés).
De hecho, algo parecido se repitió en Francia, el último protagonista de la crisis de la eurozona. Los rumores de rebaja en la calificación de la deuda pública desplomaron la bolsa, pero los bonos del Tesoro público mejoraron su cotización.
"Los que creen en el enfoque puramente racional, consideran que lo que pasa son 'correcciones del mercado'. Pero la volatilidad es imposible que represente el valor de la economía. El valor de EE.UU. no cayó un 5% en un mal día", dijo Ariely en entrevista con la BBC.
Otro ejemplo recurrente que se puede ver en los periódicos es el del día en que el petróleo sube y la bolsa también: entonces se dice que la subida las impulsaron las compañías de hidrocarburos, generalmente muy influyentes en los índices por su alto volumen de negocios.
Pero si el precio del crudo va para arriba y los mercados financieros no, ¿qué pasó? Pues que los inversores se pusieron a la defensiva (a vender) por el temor a un enfriamiento de la economía derivado del aumento de los costes del transporte y la inflación en general.
"Esto es lo triste. En vez de reconocer de dónde viene la volatilidad y decir que es fruto de emociones y especulaciones, lo que hacen es buscar una excusa cómoda para decir. Ni siquiera tiene que ser buena, sólo útil", opina Ariely.
Que lo miren los psicólogos
En 2002, el Premio Nobel de Economía fue para Daniel Kahneman, un psicólogo que presume de que jamás tomó una sola clase de economía. Un indicio de cómo el estudio del comportamiento humano es relevante para comprender las finanzas del siglo XXI.
Kahneman formuló una nueva teoría acerca de cómo los seres humanos toman sus decisiones, la Teoría de las Perspectivas, que luego dio origen a la Psicología de las Finanzas.
Según escribió en su artículo "Psicología de las finanzas" Manuel Conthe, director del Área de Internacional de Analistas Financieros Internacionales, Kahneman considera que la "limitada capacidad intelectiva" de los seres humanos siempre los obliga a "simplificar los problemas de decisión".
Así, la persona emplea dos reglas: compara variaciones y no valores absolutos en términos de ganancias o pérdidas respecto a un nivel de referencia; y la decisión ante una serie de acontecimientos se toma en función de una combinación.
Las tesis de Kahneman "representan para el mundo de la economía y las finanzas algo parecido a lo que El Príncipe de Maquiavelo (...) para el de la política".
En "La psicología de la inversión en un contexto latinoamericano", el profesor Manrique Hernández, del Instituto Tecnológico de Costa Rica, indica que "el inversor promedio que se observa operando en los mercados está lleno de irracionalidades e inconsistencias".
"Cualquier mercado está conformado por grupos de inversionistas muy bien informados y otros no tanto (...). Estudiar sus sentimientos es importante por varias razones: por un lado da información sobre las tendencias en los pronósticos".
Según el profesor Hernández, existe "un vínculo entre los precios de los activos financieros y los sentimientos irracionales de los inversores".
La forma en que operan los inversores, según Hernández, parte de la fijación de "puntos de vista y expectativas sobre una serie de eventos que terminan dilucidando como tendencias".
"El instinto natural es buscar la información que mejor confirme sus posiciones y darle a ésta una mayor importancia y dejar de lado aquella que aminora sus afirmaciones".
Espiral informática
El problema es que la gran mayoría de las operaciones financieras están informatizadas. Son computadoras las que resuelven ordenar ventas y compras. Y se supone que no pueden sentir el miedo.
Pero estas computadoras se basan en programas creados por humanos y operan a partir del estudio de comportamientos pasados en los mercados.
"Son un análisis de cómo las personas reaccionan y crean un algoritmo para anticipar esas reacciones. Esos algoritmos son 'fuertemente emocionales'", señala Ariely, experto en comportamiento en los mercados.
Los programas miran sobre todo hacia atrás para identificar patrones. No eliminan emociones, de hecho las amplifican. Son patrones que crean espirales".
Para Ariely, "el problema con mirar al pasado es que no indica necesariamente cómo se va a comportar el mercado en el futuro".
"Si tiene una acción que vale 50 y por la que pagó 100, y otra también a 50 y que costó 30, para saber de cuál deshacerse, no debe mirar cuánto le costó cada cual, sino qué perspectivas tienen hacia delante".
"Miedo y capitulación"
De hecho, el editor de negocios de la BBC, Robert Peston, ya reconoce la dificultad de explicar qué está pasando en términos racionales y ya habla de argumentos "semirracionales" para relatar el porqué del traslado del epicentro de la crisis a Francia.
Y Peston encuentra dos. "El primero, que la recuperación económica de la eurozona ha perdido fuerza, lo que llevará a caídas en los beneficios de los bancos si los deudores tienen dificultades para pagar".
"El segundo es que las agencias de calificación podrían rebajar la triple A francesa, en la forma en que una de ellas, Standards and Poor's hizo con EE.UU., lo que podría llevar a una caída del precio de los bonos de deuda pública francesa y propiciar fuertes pérdidas en los bancos que los tienen".
Aunque como reconoce el propio analista, "el problema es que las agencias de calificación han dicho que no piensan rebajar la calificación de Francia y los precios de los bonos franceses de hecho han subido, lo que podría verse como algo bueno para los bancos".
"Lo más probable es que la explicación para el mal desempeño de los bancos europeos que hizo caer los mercados y llevó a un contagio en Wall Street esté simplemente en las emociones básicas que afligen a los inversores de tiempo en tiempo: miedo y capitulación".
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