La tensión en la Península del
Sinaí ha
recrudecido en las últimas semanas.
El extremismo obliga a Egipto a mirar al Sinaí
Con el atardecer, el
cielo del norte del Sinaí se tiñe de rosa sobre el Mediterráneo y la llamada a
la oración se oye desde las mezquitas de cualquier esquina.
Precisamente a la
misma hora, el domingo 5 de agosto, una banda de cerca de 35 hombres,
fuertemente armados, entró en un puesto de control cerca de la ciudad de Sheikh
Zuweid.
Sorprendieron a los
guardas sin defensa, justo en el momento en que iban a romper el ayuno del día
por la observación del mes santo musulmán, Ramadán.
Un video aficionado
captó imágenes de los instantes posteriores a la matanza, mientras los médicos
se apresuraban para ofrecer ayuda. En ellas se veían mantas caladas de sangre y
los cuerpos sin vida de 16 jóvenes soldados.
Mientras tanto, los
atacantes huyeron hacia la frontera con Israel en vehículos robados. El
ejército israelí dice que uno explotó y que alcanzó a otro desde el aire.
Fue el ataque más
mortal contra fuerzas egipcias en décadas, pero no se trató de un hecho
aislado.
"Viejo problema"
"A lo largo de
este año, las estaciones de policía y del ejército han sido atacadas varias
veces por grupos radicales islamistas y el gasoducto que llega hasta Israel ha
sido alcanzado en muchas ocasiones", asegura Saleh al Buluq, corresponsal
regional para el periódico al Shorouk.
"Los grupos
islamistas empezaron a formarse sólo con gente del Sinaí pero ahora llegan de
otras regiones de Egipto y también de otros países.
Después del iftar, la
tradicional comida nocturna con la que se rompe el ayuno diario durante el
Ramadán, me ofrecen té bajo una palmera. Me acompaña un líder de Sawarka, una
de las tribus de beduinos del Sinaí. Me explica cómo se han ido acumulando las
frustraciones locales.
Los beduinos fueron
tratados como ciudadanos de segunda clase por el gobierno central de Egipto
después de que la península del Sinaí fuera ocupada por Israel y posteriormente
devuelta de acuerdo al tratado de paz de 1979.
Con pocas
oportunidades económicas, las actividades ilegales como el contrabando hacia la
Franja de Gaza e Israel florecieron en la zona.
"El problema es
que los beduinos están fuera de cualquier consideración económica o social del
Estado. No tienen ninguna importancia en el juego político", dice Sheikh
Jalaf al Meneiy.
Al Meneiy cree que los
islamistas extremistas lo tuvieron fácil para atraer simpatizantes en la
región.
"Algunas personas
tienen creencias religiosas, una ideología como la de Al Qaeda. Creen que está
bien matar a personas sin pensarlo", opina.
"Esto era un
viejo problema, pero después de la revolución, el Sinaí se convirtió en un
lugar sin ley, sin seguridad, sin monitoreo. Estos grupos se reestructuraron y
se hicieron más fuertes y mejor organizados. Lanzamos la alerta al respecto
varias veces".
Ahora se ha emprendido
una acción militar para cubrir las fallas de seguridad.
En los últimos días,
he visto docenas de vehículos acorazados que llegan al Sinaí norte. Aviones
militares armados con misiles se han utilizado para atacar escondites de los
militantes.
Llamada a las armas
Las cifras no están
confirmadas pero se trata del despliegue más grande en la región desde la
guerra de octubre de 1973 contra Israel.
Las fuerzas armadas
dicen que se están preparando para un enfrentamiento decisivo contra los
extremistas.
Aun así, este
fortalecimiento de Egipto sólo ha sido posible con el consentimiento de Israel.
El tratado de paz acordado entre ambos países dictó límites muy estrictos al
número de tropas que se pueden desplegar en el Sinaí.
Muchos analistas y
ciudadanos normales y corrientes creen que estas condiciones deben cambiar
ahora.
"El número de
soldados incrementó rápidamente y tenemos una buena cifra pero no para mucho
tiempo. Es sólo para esta operación", lamenta el general retirado Sameh
Seif al Yazel, director del Centro al Gomhuria de Estudios Políticos y de
Seguridad.
"Tienen que
regresar a la orilla oeste del canal de Suez tan pronto como hayan terminado.
"Queremos que se
modifique el tratado de paz. El plan a largo plazo es que tengamos más tropas
en el Sinaí, y que se permita también la presencia de helicópteros armados y
aviones no tripulados para emprender tareas de reconocimiento".
En los últimos días,
el ejército ha reivindicado varios éxitos. Los comandantes señalaron que habían
matado a al menos 20 militantes, aunque, sin la prueba de los cuerpos, los
jefes beduinos lo ponen en duda. Varios hombres fueron arrestados.
Repentinamente, el
nuevo ministro de Interior egipcio, Ahmed Gamal al Din, llegó a la ciudad más
grande del Sinaí norte, El Arish, para discutir los últimos acontecimientos con
los líderes tribales. Éstos le dieron su respaldo a la ofensiva.
El gesto del
ministerio se interpretó como el reconocimiento de que la amenaza a la
seguridad del Sinaí no se puede solucionar sólo por la fuerza: se necesita
desesperadamente el apoyo de los locales.
Los habitantes de esta
región problemática, muchos de los cuales votaron por el recién elegido presidente
islamista Mohamed Mursi, esperan que la visita del ministro fuera algo más que
un gesto de cara a la galería.
Tomado de BBC Mundo,
autor Yolande Knell.
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