domingo, 8 de junio de 2014

La jugada de Andrés Velasco, por Max Colodro.






La jugada de Andrés Velasco,
por Max Colodro.


Las vueltas de la vida: quien fuera el Ministro más influyente en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, se está convirtiendo ahora en un verdadero dolor de cabeza para su segunda administración. En una ofensiva pública sin tregua, en las últimas semanas Andrés Velasco ha dejado a la reforma tributaria y al Ministro Arenas literalmente ‘en las cuerdas’. Sus críticas han sido en rigor demoledoras, llegando al punto de afirmar que el proyecto de Hacienda tiene ‘un problema de origen’ y que el Ejecutivo no tuvo a mano estudios serios sobre el impacto de la reforma en el ahorro, la inversión y el crecimiento.


Estas opiniones, sumadas a otras voces críticas provenientes de la centroizquierda y del mundo empresarial, obligaron al Ministro Arenas a dejar atrás el carácter inamovible de la iniciativa, y a abrirse a eventuales modificaciones en aspectos sustantivos como el 10% de retención de las utilidades atribuidas, o incentivos adicionales al ahorro y la inversión para compensar el sacrificio del FUT. El giro de Hacienda, que se agrega a las señales de mayor apertura al diálogo en el Senado, impuso a su vez un serio cuestionamiento sobre la calidad y rigor técnico con que la Cámara de Diputados trabajó el proyecto en su apresurado primer trámite Legislativo.


Con todo, Andrés Velasco pareciera estar haciendo una lectura más de fondo del momento político, que no se agota sólo en los alcances de la reforma tributaria. En los hechos, el líder de Fuerza Pública estaría observando la oportunidad de representar las crecientes dudas y aprensiones abiertas en un sector relevante de la opinión pública por las iniciativas oficiales; dudas y aprensiones que no apuntan tanto a los objetivos, sino a los instrumentos de política pública diseñados para conseguirlos. Y ante la evidencia de esa oportunidad, Velasco habría decidido salir con todo a capitalizar ahora en función de sus proyecciones Presidenciales hacia el 2017.


Probablemente esta jugada audaz se alimenta también de otras consideraciones: el hecho que la polarización derivada de la agenda de reformas está forzando la necesidad de llenar el vacío de liderazgo que se observa en el centro y en la derecha. En efecto, la oposición no tiene hoy la fuerza y la legitimidad suficiente para perfilar una voz crítica, que pueda contrarrestar la solidez con que el Gobierno y la Nueva Mayoría logran imponer sus términos. Pero Andrés Velasco, proveniente de la centroizquierda y habiendo sido un personero de la máxima confianza de Bachelet, al parecer sí la tiene. De este modo, su actual distanciamiento del oficialismo se ha vuelto un activo y una estrategia lúcida, que puede eventualmente congregar a los sectores políticos que hoy buscan romper el clima de crispación y articular acuerdos transversales. Y eso, en breve plazo, podría incluir segmentos de la DC, que por razones obvias aun no pueden marcar contrastes sustantivos frente a las propuestas oficiales.


De esta manera, el ex Ministro Velasco se está efectivamente convirtiendo en un catalizador de las dudas y aprensiones derivadas de la agenda oficialista. Un rol hasta hace poco impensado, pero que de prolongarse en el tiempo la actual debilidad opositora bien podría terminar ubicándolo como una clara opción para enfrentar el día de mañana a las fuerzas que Gobernaron junto a él a partir de 2006.


Definitivamente, en política nadie sabe para quién trabaja…


Tomado del blog de Max Colodro en Diario La Tercera.

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