La jugada de Andrés Velasco,
por Max
Colodro.
Las vueltas de la vida: quien fuera el Ministro más
influyente en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, se está convirtiendo ahora en
un verdadero dolor de cabeza para su segunda administración. En una ofensiva
pública sin tregua, en las últimas semanas Andrés Velasco ha dejado a la
reforma tributaria y al Ministro Arenas literalmente ‘en las cuerdas’. Sus
críticas han sido en rigor demoledoras, llegando al punto de afirmar que el
proyecto de Hacienda tiene ‘un problema de origen’ y que el Ejecutivo no
tuvo a mano estudios serios sobre el impacto de la reforma en el ahorro, la
inversión y el crecimiento.
Estas opiniones, sumadas a otras voces críticas
provenientes de la centroizquierda y del mundo empresarial, obligaron al Ministro Arenas a
dejar atrás el carácter inamovible de la iniciativa, y a abrirse a eventuales
modificaciones en aspectos sustantivos como el 10% de retención de las
utilidades atribuidas, o incentivos adicionales al ahorro y la inversión para
compensar el sacrificio del FUT. El giro de Hacienda, que se agrega a las
señales de mayor apertura al diálogo en el Senado, impuso a su vez un serio
cuestionamiento sobre la calidad y rigor técnico con que la Cámara de Diputados
trabajó el proyecto en su apresurado primer trámite Legislativo.
Con todo, Andrés Velasco pareciera estar haciendo
una lectura más de fondo del momento político, que no se agota sólo en los
alcances de la reforma tributaria. En los hechos, el líder de Fuerza Pública
estaría observando la oportunidad de representar las crecientes dudas y
aprensiones abiertas en un sector relevante de la opinión pública por las
iniciativas oficiales; dudas y aprensiones que no apuntan tanto a los
objetivos, sino a los instrumentos de política pública diseñados para
conseguirlos. Y ante la evidencia de esa oportunidad, Velasco habría
decidido salir con todo a capitalizar ahora en función de sus proyecciones Presidenciales
hacia el 2017.
Probablemente esta jugada audaz se alimenta también
de otras consideraciones: el hecho que la polarización derivada de la agenda de
reformas está forzando la necesidad de llenar el vacío de liderazgo que se
observa en el centro y en la derecha. En efecto, la oposición no tiene hoy la
fuerza y la legitimidad suficiente para perfilar una voz crítica, que pueda
contrarrestar la solidez con que el Gobierno y la Nueva Mayoría logran imponer
sus términos. Pero Andrés Velasco, proveniente de la centroizquierda y
habiendo sido un personero de la máxima confianza de Bachelet, al parecer
sí la tiene. De este modo, su actual distanciamiento del oficialismo se ha
vuelto un activo y una estrategia lúcida, que puede eventualmente congregar a
los sectores políticos que hoy buscan romper el clima de crispación y articular
acuerdos transversales. Y eso, en breve plazo, podría incluir segmentos de
la DC, que por razones obvias aun no pueden marcar contrastes sustantivos
frente a las propuestas oficiales.
De esta manera, el ex Ministro Velasco se está
efectivamente convirtiendo en un catalizador de las dudas y aprensiones
derivadas de la agenda oficialista. Un rol hasta hace poco impensado, pero
que de prolongarse en el tiempo la actual debilidad opositora bien podría
terminar ubicándolo como una clara opción para enfrentar el día de mañana a las
fuerzas que Gobernaron junto a él a partir de 2006.
Definitivamente, en política nadie sabe para quién
trabaja…
Tomado del blog de Max Colodro en Diario La Tercera.
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