jueves, 19 de junio de 2014

Quien siembra expectativas..., por Álvaro Góngora.

Chile no debe olvidar que cuándo
hemos caído en manos del 

populismo y la demagogia hemos

debido pagar un alto precio.



Quien siembra expectativas...,
por Álvaro Góngora.


Se ha rememorado el Gobierno de Eduardo Frei Montalva en varias columnas de este medio y otros. Fue el primero que planteó la realización de "reformas estructurales" mediante un programa completo y sistemático, elaborado por especialistas. Fue la "Revolución en libertad". Un tipo de administración que se identifica como de "planificaciones globales" -término acuñado por el historiador Mario Góngora-, porque aspiraron a materializar cambios totales en distintas áreas.


Las iniciativas no solo tensaron al país en diferentes niveles, sino que crearon un cúmulo de expectativas sin precedentes entre la población. No es la idea evaluar al Gobierno, menos al Mandatario; solo señalar que hacia fines del período hubo un sentimiento de frustración en amplios sectores, precisamente porque no todos pudieron satisfacer las expectativas generadas. Un solo ejemplo: la promesa programática en materia de reforma agraria señalaba que al término del mandato habría 100.000 familias campesinas propietarias. Pero solo resultaron 30.000. A su vez, los sectores integrados de algún modo al sistema elevaron sus demandas de cambio más allá del programa, porque el mismo Gobierno había dado pauta para exigir.


El programa del actual Gobierno tiene bastante de "planificación global". Casi todos los ámbitos están cubiertos con sustanciales mejoras. ¿Cuáles pueden ser las expectativas al 2018? Apuntamos algunas más tangibles.


La cobertura en educación parvularia se incrementará visiblemente, porque se habrán construido 4.500 nuevas salas cuna (500 en 2014). Los docentes y todos los actores del proceso educativo dispondrán de perfeccionamiento a través de acciones de formación continua, porque en cada Región habrá un Comité Regional de Desarrollo Profesional. Amén de que los profesores tendrán mejores remuneraciones y condiciones laborales.


Habrá 20 nuevos hospitales y estarán construyéndose otros 20, 100 centros de salud familiar, 100 centros comunitarios de salud familiar y 132 servicios de atención primaria de urgencia de alta resolución; 400.000 niños pequeños de colegios Municipales y subvencionados tendrán atención odontológica y, anualmente, 180.000 jóvenes de 4º medio la recibirán.


Habrá menores restricciones en el suministro de energía y será más barata. La potencial escasez se habrá reducido. Los cientos de miles de hogares que usan calefacción a leña tendrán mejor calidad de vida, asegurándose el estándar del combustible. Todo, mejorando las condiciones ambientales de las ciudades saturadas.


La agricultura familiar campesina estará cubierta por un programa de desarrollo competitivo. Sus productos serán más y mejores, con acceso a mercados y habrá una fuerte y constante alza de la productividad en general, elevando la inversión en ciencia, tecnología e innovación.


¿En 4 años? No es realista. Incluso parece políticamente insano que especialistas, planificadores, apoyados en quién sabe qué teoría o modelito extranjero, hayan creado expectativas en gente de Regiones, sin tener condiciones objetivas para concretarlas. Pero se promete. ¿Es responsable? Vea usted la reforma educacional (estudiantes y profesores están disconformes y quieren más), y veremos lo que ocurrirá con otras aspiraciones. Conste: hay sectores que exigirán cambios que no están en el programa. ¿Ejemplo? Ampliar la adopción a parejas homosexuales. ¿Y las salas cuna, hospitales que se construirán, etcétera?


En los años 60 no fue bueno para el país. Don Eduardo cosechó -sin proponérselo- un temporal que devino en tempestad. Ahora, ¿un nuevo ciclo? Seguro que no resultará como se planificó. Las predicciones de cumplimiento son porcentualmente bajas y la señora Presidente algo sospecha: "En cuatro años no se puede lograr todo... Cada Gobierno construye lo mejor posible". Que la Nueva Mayoría modere sus ímpetus.





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