martes, 26 de julio de 2011

La Moneda 1973, por Joaquín Fermandois.

Miembro de la guardia personal ilegal de que se
valió Allende durante su mandato, disparando con
ametralladora con trípode desde el segundo piso de La
Moneda el 11 de septiembre de
1973.


La Moneda 1973,

por Joaquín Fermandois.



Pocos dudaron en 1973 de que el bombardeo del palacio presidencial constituyó un quiebre profundo. Y se le sumó la muerte de Salvador Allende, llevada a cabo por él mismo como un acto político, como lo deja entrever Joan Garcés. Carlos Altamirano ha cargado los dados en el ego. Una contraposición tajante, sin embargo, nos hace olvidar la complejidad de las motivaciones humanas. En todo caso, el bombardeo mismo y la subsecuente muerte voluntaria pero trágica de un Presidente pasaron a ser parte de la imagen permanente de la historia de Chile. La investigación que se desarrolla tiene como escenario de fondo la "batalla por la memoria" aunque sumamente selectiva. Para que no sea desmemoria, no se puede hablar simplemente de "bombardeo de La Moneda", como puro cuartelazo. Al menos, no es toda la historia.



Parte fundamental del dispositivo de defensa de La Moneda instalado por Salvador Allende fue el llamado Grupo de Amigos Personales (GAP), gente joven del MIR, del Partido Socialista y hasta remanentes de la guerrilla de Guevara. Todos poseían alto entrenamiento militar, y un núcleo pertenecía a tropas de élite de la seguridad cubana, que los proveyó de armamento de calidad. Su corazón y su razón política obedecían a modelos como la Cuba de Castro. Las pocas huellas que quedaron indican un poderoso influjo del líder cubano en decisiones estratégicas de La Moneda, incluyendo la política interna y el desenlace final, donde el cubano le deja en claro a Allende que no puede salir vivo de un golpe. La decisión de Allende de morir era muy previa a esa instigación, pero ésta deja ver la presencia de La Habana. Por cierto, la mentalidad política de los GAP y la entrega de vida que efectuaban no tenían nada que ver con una lealtad a la Constitución de la República de Chile de 1925 -nada más allá de un mero uso instrumental.



La presencia de este grupo en el interior del palacio presentaba una pugna constitucional y legal de primera magnitud, ya que él vivía ajeno al ordenamiento jurídico del Estado. Como en todos estos grupos fuera de la ley, era forzoso que fuese a terminar como banda de pistoleros y ser considerada como tal. Para aventar su peligro, debió producirse una acusación constitucional cuando despuntó, en los primeros días de noviembre de 1970. ¿Por qué no sucedió? Hay que entender la atmósfera de esos días. El atentado que terminó con la muerte del general Schneider creó conciencia de que Allende requería resguardo especial. Lo obvio hubiera sido que, en vez de la acusación constitucional, se hubiese acordado la formación de una unidad de protección presidencial en Carabineros o en Investigaciones (ésta, más aceptable para la UP). No hubo acusación ni acuerdo sensato, porque la derecha hasta los primeros días de 1971 estaba aturdida y paralizada por la derrota en las elecciones presidenciales, y en la Democracia Cristiana, sólo en marzo de 1971 comenzó a notarse la mano del liderato de Eduardo Frei Montalva. Pero ya había pasado el momento, aunque no el dilema crucial que planteaba la existencia del GAP.



Y este grupo no era más que un botón de muestra, aunque tremendamente simbólico de un mal que corroía el país: la disyuntiva del modelo de orden político que se construía. ¿Se avanzaba a mejorar la democracia occidental, mal que mal el "modelo chileno" en su historia? ¿O había que dirigirse hacia los modelos soviético, cubano o germano oriental (comunista)?



La Declaración de la Cámara de agosto de 1973, como las posteriores de don Eduardo y don Patricio, deben ser comprendidas dentro de esta sensación de abismo que se abría entre ambas probabilidades.



Mala cosa el bombardeo a La Moneda. Mala cosa lo que lo precedió







Nota de la Redacción:

Esta columna, tomada de Diario El Mercurio, sin duda alguna contribuye a aclarar la inmensa nebulosa de nuestra historia, manoseada, tergiversada y falseada intesadamente para mostrarnos una izquierda victimizada, ojalá sea el inicio de una desclasificación acelerada de una verdad que se ha mantenido secuestrada durante demasiado tiempo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Leo lo que se escribe, planteándose que los que defendieron a Allende eran agentes cubanos o algo por el estilo, roza con lo humorístico. Tal vez podrían haber sido de Investigaciones porque estuvieron hasta el final, pero Carabineros nunca, ya que a la primera, se dieron vuelta y se pasaron al otro lado. El fin de ellos, salvo 3 fue el ser fusilados y luego dinamitados y enterrados clandestínamente. ¿Si lo que se estaba haciendo era lo correcto, correspondía hacer desaparecer los cuerpos y no entregarlos?¿Por que fusilarlos si estaban defendiendo lo que era correcto?. Artículo débil y sin sentido