Acosado por todos los flancos opositores para adelantar las elecciones previstas para marzo de 2012, el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se resiste a hacer un anuncio aclaratorio. Tras la derrota del PSOE en las elecciones de mayo pasado, y con la crisis que afecta a la economía española, la situación del actual Ejecutivo se hace cada vez más difícil y, para muchos, insostenible.
La semana pasada, el discurso de Zapatero sobre el estado de la nación fue duramente rebatido por el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, quien exigió adelantar las elecciones argumentando que la economía no podrá repuntar mientras se mantenga un gobierno que ya no da confianza a los electores ni a los mercados. Rajoy y el PP encabezan las preferencias en las encuestas, y quieren traducir esta alta popularidad en votos lo antes posible.
Las expectativas económicas podrían mejorar hacia fines de año, por lo que el PSOE no desea ir a las urnas ahora, hasta que los indicadores mejoren. Con un desempleo de casi cinco millones de personas -más del 21 por ciento de la población activa, que llega al 45 en los jóvenes menores de 25 años-, el principal logro que Zapatero requiere mostrar es la creación de puestos de trabajo. El sector exportador y el turismo se han convertido en un motor, pero la demanda interna no despega. Las estimaciones de crecimiento para este año apenas superan el uno por ciento (llegando a 1,5 por ciento en el cuarto trimestre). En un marco de crisis en el continente, España es observada de cerca por la Unión Europea. A este respecto, Grecia entregó una buena noticia, con la aprobación parlamentaria del paquete de austeridad económica: evitó su bancarrota y alejó el peligro inmediato de un contagio a España.
En todo caso, ninguna mejora económica será aprovechada por Zapatero, quien ya en abril renunció a postular a un tercer mandato, dejando el camino abierto para que el PSOE proclame en los próximos días a Alfredo Pérez Rubalcaba como nuevo líder y candidato a encabezar el gobierno. En la oposición, los populares se alistan para reemplazarlos, y en la campaña pondrán todo su empeño en demostrar cómo el PSOE desperdició los buenos indicadores que recibieron en 2004, cuando el PP fue derrotado.
Texto tomado de www.emol.com
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