Al
menos 10.000 personas murieron en Siria
desde
el comienzo del alzamiento contra
el
régimen de Al Asad.
Siria,
una tregua de papel.
En
los papeles Siria vive bajo una tregua desde hace seis semaas, pero
en la práctica la historia es otra. Los enfrentamientos se suceden
y, aun para los elevados estándares de violencia en el país, lo
ocurrido el viernes en la provincia de Homs califica como "masacre",
de acuerdo a la oposición al presidente Bashar al Asad.
Activistas
opositores aseguran que alrededor de 90 personas murieron a manos de
fuerzas gubernamentales en la ciudad de Houla. De ser cierta la
cifra, se trataría de uno de los ataques más sangrientos desde que
el supuesto alto el fuego entró en vigor. La mayoría, dicen, eran
"mujeres y niños".
El
incidente renovó los llamados a que la misión de la ONU en Siria
redoble los esfuerzos para proteger a los civiles.
Con
las restricciones a la prensa internacional que existen en Siria es
imposible verificar los reportes de violencia.
El
corresponsal de la BBC en el vecino Líbano, Jim Muir, señala que un
video publicado en internet por opositores, cuya autenticidad no pudo
ser comprobada, mostraba cuerpos ensangrentados y mutilados de niños
en la oscuridad, mientras una voz decía que había demasiados para
contarlos.
Activistas
dijeron que varias familias enteras fueron masacradas por las fuerzas
de seguridad. Algunas murieron en bombardeos, mientras que otras
personas fueron capturadas y ejecutadas, agrega Muir quien asegura
que la tregua en Siria es ahora una "ficción".
Semanas
atrás la explosión de coches bomba dejó decenas de muertos y no
pasa un día sin enfrentamientos.
"Tanto
en la noche como en el día suenan tiroteos con bombardeos
ocasionales. Aquí no hay un alto al fuego y no lo habrá durante
algún tiempo", así describió en días pasados una periodista
de la BBC que recorrió las calles de Homs.
Esa
ciudad se ha llevado la peor parte de los 14 meses del levantamiento
contra el gobierno de Bashar al Asad.
Algunas
fuentes estiman que entre el 15% y el 20% de Homs estaba controlada
por la oposición. Un área similar todavía está en disputa.
"Extrema
gravedad"
Un
reconocimiento que hizo este viernes el propio secretario general de
Naciones Unidas, Ban Ki-moon, cuando aseguró que "partes
significativas de algunas ciudades" se encuentran en manos
opositoras.
En
una carta al Consejo de Seguridad de ONU, Ban dijo que la situación
en Siria todavía era de "extrema gravedad" y urgió a los
Estados a no armar a ningún bando del conflicto.
Se
trató del primer informe de Ban al máximo órgano internacional de
seguridad tras la aprobación, el 21 de abril, de la resolución
2.043 donde se aprobó la Misión de Supervisión de la ONU en Siria
(Unsmis).
El
30 de mayo el Consejo estudiará el reporte del secretario general y
tendrá una visión más clara del despliegue de los 280 observadores
de la ONU que hay en el terreno. Su presencia no ha impedido elevados
niveles de violencia y su futuro, como el de la misión, estará bajo
estudio la próxima semana.
El
diplomático denunció que el presidente Al Asad continúa
perpetrando "violaciones masivas de los derechos humanos",
entre ellas "detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones
forzadas y ejecuciones masivas de activistas, opositores y
desertores", y aseguró que las fuerzas de oposición también
violan los derechos humanos, "aunque a menor escala".
Tras
la "masacre" del viernes, la oposición hizo un llamado a
Naciones Unidas, y a sus observadores en el terreno, a que hagan más
por proteger a los civiles, blancos vulnerables en un conflicto que
desde marzo de 2011, inicio del alzamiento contra Al Asad, se cobró
la vida de al menos 10.000 personas.
Además,
alrededor de 230.000 se han desplazado de forma interna y más de
60.000 se encuentran refugiados en países limítrofes, como Líbano
y Turquía.
El
desafío para la Unsmis es inmenso pues su misión es distinta a
cualquier fuerza de paz de la ONU en Medio Oriente, y tal vez incluso
a cualquiera de sus fuerzas de paz en cualquier otro lugar, explica
Muir.
Normalmente
-agrega- se trata de verificar que se respete una tregua formal entre
Estados, y no de asegurar que se cumpla un proceso de paz que está
en pleno progreso y en una situación que en algunos casos se parece
a una guerra civil.
Una
portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja en Damasco, Rabab
Al Rifai, hizo hincapié, en una entrevista con la BBC, que los
civiles inocentes y los heridos en los enfrentamientos deben poder
abandonar el área de conflicto.
"Casi
todas las semanas tenemos equipos presentes en Homs o en Idlib,
también en Hama recientemente, por lo que estamos allí y estamos
expandiendo nuestras actividades para poder responder las necesidades
humanitarias urgentes", explicó este sábado.
Tomado
de BBC Mundo.
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