miércoles, 8 de junio de 2011

Buena democracia para un buen país, por Cristián Larroulet.


Buena democracia para un buen país,

por Cristián Larroulet.



Como han expresado parlamentarios de distintos sectores, se hace impostergable retomar la senda de los grandes acuerdos.





EL PRESIDENTE de la República ha reiterado la urgente necesidad de mejorar la calidad de la política. De acuerdo con la reciente encuesta Adimark, sólo el 36% de los chilenos aprueba explícitamente la forma cómo el gobierno está desarrollando su labor.



Si bien estos niveles de adhesión no son inéditos -durante la Crisis Asiática el gobierno de la época obtuvo respaldos inferiores al 30%-, resultan preocupantes, ya que se dan en un contexto de amplio malestar hacia las autoridades y dirigentes políticos. La aprobación a la labor desarrollada por la Coalición por el Cambio llega al 32%, la del Senado al 30%, la de la Cámara de Diputados a 24% y la de la Concertación alcanza sólo el 23%.



Esto contrasta con la buena marcha que el país muestra en muchos ámbitos. Por mencionar algunos ejemplos, se prevé que este año la economía crecerá un 6,5%, su mayor incremento en 14 años. La tasa de desempleo ha descendido hasta el 7%, su menor nivel para el mismo período, de los últimos cuatro años. El número de hogares cuyos miembros fueron víctimas de delitos se redujo un 16% entre 2009 y 2010 y llegó a su menor nivel desde comienzos de la década pasada. Los puntajes de la prueba Simce han experimentado alzas significativas. Las listas de espera para enfermedades Auge se redujeron de más de 300.000 a 53.000 desde el inicio de este gobierno.



Eso sí, debido principalmente a factores externos, desde que asumió la actual administración algunos productos de primera necesidad han experimentado importantes alzas de precios, como el transporte (18%), los servicios básicos (10%) o los alimentos (7%), erosionando el poder adquisitivo de las familias chilenas. Pero más importante que lo anterior, a la hora de explicar la escasa aprobación ciudadana a quienes cumplen responsabilidades políticas, es el creciente nivel de conflictividad que se aprecia en el escenario político, así como la sensación de insuficiencia de los canales de participación ciudadana existentes.



Esto nos debe llevar a adoptar acciones concretas a la brevedad, pues nuestra región ha dado bastantes ejemplos de lo nefasto que resulta para la democracia el deterioro de la política. Como han expresado parlamentarios de distintos sectores, se hace impostergable retomar la senda de los grandes acuerdos, empezando por uno destinado a revitalizar nuestra democracia, haciéndola más participativa y cercana a las necesidades de la gente, que busca en la calle lo que no encuentra hoy en sus representantes.



Es fundamental trazar una hoja de ruta que nos permita recuperar la credibilidad de nuestras instituciones políticas en el más corto plazo, avanzando en reformas tales como el voto voluntario y la inscripción automática, el voto desde el extranjero, un sistema de primarias para la selección de los candidatos a cargos de elección popular, y una nueva ley de partidos políticos, que sujete a esas instituciones a una mayor participación de sus militantes y un mayor control de la ciudadanía.



Confío en que -como lo fue en un pasado no lejano-, podremos superar nuestras legítimas diferencias y acordar las reformas que nos permitan asegurar una buena democracia para un país que se encamina al desarrollo.


Tomado de Diario La Tercera.


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