Y sin embargo... no somos felices
Prof. Luis A. Riveros, Ex Rector de la Universidad de Chile
nosamente con los avances que el país ha experimentado en muchas otras áreas. Hay retraso e indefiniciones, como el caso de universidades estatales con una misión indefinida y pobre financiamiento. Ni siquiera hay una institucionalidad que permita un fluido diálogo del Estado con la educación superior, mientras prevalece una abandonada educación técnica superior, miles de estudiantes con niveles insostenibles de deuda, un sistema que funciona a ciegas en cuanto al futuro del mercado laboral, y se carece de suficiente innovación y de que se cuide la calidad más allá de ser ello un requisito administrativo. Ha llegado el momento de enfrentar estos dilemas en forma convincente con una efectiva política de recuperación de la educación chilena, en minutos en que se debe enfrentar el severo problema de inequidad social y baja productividad que amenaza el proyecto de desarrollo del país.
Hay que atreverse a dar un salto severo en materia de políticas, introduciendo nuevas condiciones, una distinta organización y exigencias definidas a nuestra educación superior, y así también enfrentar con efectividad el severo problema de calidad e inequidad de toda la educación. Las recomendaciones hechas en el pasado no han tenido eco alguno en las decisiones posteriores, y cuestiones como elevar el financiamiento público, mejorar la organización e introducir una mejor regulación e información sobre el sistema, nunca se han abordado con criterio de país. Se hace endémica la protesta en medio de malos resultados y una faltante proyección efectiva en la misión que les corresponde a las instituciones de educación superior. El país se ha aburrido de seguir esperando y la protesta se generaliza expresando el descontento sobre este tema central, pero sobre muchos de los otros que permanecen sin solución.
Una nueva actitud es necesaria desde el Gobierno y la oposición para abordar la insatisfacción plena que muestran los chilenos. Ello precisa liderazgo, acuerdo transversal sobre las necesarias prioridades y la mirada puesta en el futuro, mas allá de las ganancias políticas de corto plazo. La señal que debe darse es urgente, como lo es también el establecimiento de las prioridades necesarias de atender y los recursos de que es necesario disponer. No podemos entregarles esta situación al anarquismo, a la violencia y a quienes explotan nuestras insatisfacciones en pro de sus propios caudales políticos. El programa debe incluir a la ciudadanía en las decisiones, abordar temas de país y cultivar la necesaria mayor cercanía de la política con los anhelos y sentimientos del chileno medio.
Tomado de Diario El Mercurio.
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