jueves, 11 de noviembre de 2010


Voto voluntario: ni un paso atrás, por Andrés Tagle.





Volver atrás no es aceptable, menos si es una exigencia para resolver temas como la inscripción automática y el voto de los chilenos en el exterior.



"USTEDES SABEN que yo he sido siempre partidaria del voto voluntario", fue la frase que pronunció la Presidenta Bachelet el 21 de mayo de 2008 en su mensaje ante el Congreso pleno. Menos de un año después, promulgaba la Ley 20.337, que incorporó en la Constitución dicho precepto, una reforma que concitó un amplio apoyo en ambas cámaras, con una mayoría representativa del 78% de la población, que señalaba en las encuestas ser partidaria de esta opción. El voto voluntario estuvo también en los programas de los tres candidatos más votados en la última elección.



La Concertación impuso una condición transitoria que impide su aplicación: que la voluntariedad del voto se aplicará cuando se apruebe la ley orgánica que implemente la inscripción automática.



El Presidente Piñera, fiel a su programa, ha enviado al Congreso una ley para implementar la inscripción automática. Su contenido se ajusta a los acuerdos alcanzados por una comisión técnica que convocó el gobierno anterior. No ha existido ninguna observación al contenido de este proyecto por parte de la Concertación, sólo la exigencia política de incluir el voto de los chilenos desde el extranjero, tema también contemplado en el programa de gobierno para los que mantienen vínculo con el país. Se convocó a una nueva comisión técnica para lograr también un acuerdo en esta materia, con grandes avances.



Tendrían vínculo con Chile los chilenos en el extranjero que en los últimos 10 años han estado en el país al menos un año en forma continua o discontinua; o los que trabajan en el exterior al servicio del Estado de Chile o de organismos internacionales donde Chile es Estado miembro; los que cursan estudios superiores fuera de Chile; los que mantienen el pago de las cotizaciones previsionales en el país; los que envían remesas de dinero a familiares directos en forma regular; los que han votado en Chile en las dos últimas elecciones presidenciales y los chilenos destacados que han recibido premios nacionales.



El gobierno incluiría también a los chilenos cuya permanencia fuera del país se originó en el pasado en un exilio forzado por el Estado. Este es el acuerdo políticamente factible y representa un gran avance. Démosle al menos el derecho a voto a aquellos en que tenemos consenso. Extremar las posiciones conlleva el riesgo de que ningún chileno termine votando desde el exterior.



Desde la Concertación han surgido nuevas exigencias para un acuerdo, como retrotraer la voluntariedad del voto hacia uno obligatorio, cambiando nuevamente la Constitución. Volver atrás sobre una materia democráticamente resuelta por tan amplia mayoría no es aceptable, menos cuando se plantea como una exigencia para resolver otras materias, como la inscripción automática y el voto de los chilenos desde el exterior, reformas que la propia Concertación ha exigido con insistencia durante mucho tiempo. Ello sólo demostraría una falta de compromiso con lo que han defendido públicamente por tanto tiempo.



Los dirigentes políticos han planteado en el último tiempo muchas reformas electorales y políticas, pero tienen poca voluntad para sumarse a consensos que permitan aprobarlas en el Congreso. Avanzar en estas dos es algo que la mayoría en el país demanda y quiere ver operando en las próximas elecciones populares.



Tomado de Diario La Tercera del 10/11/2010.